A S E S I N A T O
D E
L I B R O S
(O de cómo la justicia valida aún su destrucción en Chile)
Testimonio y poesía
EDICIONES PALABRA ESCRITA
ASESINATO DE LIBROS.
Testimonio y poesía.
Derecho de propiedad intelectual en trámite.
José G. Martínez Fernández.
Carlos Dittborn 0500, Block 55, Depto. 209.
Ñuñoa-Santiago de Chile.
Correo electrónico del autor:
josegonzalomartinezfernandez@hotmail.com
Editorial:
Chile está muy lejos de conseguir la justicia plena. Partiendo desde la base misma la acción judicial resulta frágil, floja, desinteresada, malévola e incluso vendida.
Desde los simples Juzgados de Policía Local hasta en los más altos tribunales se
huele un accionar miserable y sucio que tiende a manchar y dejar sin justicia a las personas que aún pueden creer en ella.
Esto viene aconteciendo desde siempre. Desde antes que Andrés Bello hiciera el
Código Civil.
Los jueces justos pueden contarse con los dedos, al igual que los abogados honrados.
El resto es basura.
Los crímenes en Chile no pagan. Los asesinos no son condenados al tiempo que se merecen.
Los delincuentes comunes en menor escala son sentenciados. Los de cuello y corbata permanecen menor tiempo en las cárceles.
El pensamiento, sin embargo, esa libertad natural de los hombres de denunciar o
decir lo que piensan, a veces, es perseguida por esa justicia miserable.
Tenemos cuatro casos célebres en Chile en la última década.
Francisco Martorell, autor del libro "Impunidad Diplomática", debió salir de nuestro país hostigado por la "justicia".
Alejandra Matus también debió salir de Chile por su obra "El libro negro de la
justicia chilena".
Héctor Palamara, oficial de la Armada, fue detenido y sacado de su institución, por su libro "Ética y servicios de seguridad".
Ana Verónica Peña también vivió lo mismo por su libro "Los secretos del Fra-Fra".
Todos los libros fueron requisados. El "pirateo", dominante en Chile, permitió que la gente, sin embargo, se enterara de sus contenidos.
Esto ha ocurrido en "plena" democracia.
O lo que unos llaman "democracia".
La justicia de los injustos ha imperado en nuestro flaco país.
Eso a partir de 1990 cuando Pinochet deja el poder.
Cuando Pinochet gobernaba Chile pocos libros que criticaran hechos referidos a la dictadura se podían publicar y hacer circular, entre ellos "Los Zarpazos del Puma" de Patricia Verdugo Vergudo y mi libro "Calama: el crimen del siglo", entre otros.
Eso en los años finales de la dictadura, los años ochenta.
Antes, recién instaurado el régimen militar, se incautaron los libros en editoriales por cientos de miles y fueron a las hogueras. Lo mismo ocurrió con los libros de los particulares: fueron a parar al fuego o destruidos de otra manera. Ese aparato destructor fue el indicador que nos marcó como un país bárbaro y miserable, un país cuyo comportamiento estremeció a los países del mundo culto.
¡Cómo el odio podía hacer tanto daño! ¡Cómo el odio era incapaz de reflexionar!
Natural. La ignorancia y la maldad se habían instalado en Chile. Por ello los libros había que hacerlos desaparecer.
Una barbarie casi similar fue la que vivieron cientos de libros de mi propiedad.
Libros sobre Darwin, Colón, los Incas, los Aztecas, sobre la mitología greco-romana, libros de Bryce Echenique, de los poetas chilenos Francisco Véjar y Armando Roa Vial, libros del jurista Eugenio Orrego Vicuña fueron destrozados por la acción de aguas puras y servidas de un edificio situado en el centro de Santiago. Además de centenares de ejemplares de mi autoría: una antología de cuentos, libros de poemas y otros.
Cuando el agua empezó a escurrir el entonces conserje del edificio Luis Valenzuela, un sujeto de una moral perversa, fue informado por la gente que se enteró de ello, pero él permaneció impávido, como los imbéciles, sin hacer nada. Lo mismo sucedió con el entonces directivo del edificio Gastón Salinas Moscoso. Éste, al igual que otro directivo, Alex Barrientos y la entonces presidenta María Calderón Bozzo contemplaron tranquilamente el espectáculo sin abrir la puerta de la bodega sino hasta que el agua hubo corrido durante días.
Como nuevos Nerones y Pinochetos habían contemplado cómo se destruía la bodega que contenía los libros. Indiferentes. Llenos de odio hacia la cultura. Porque ellos estaban informados que allí habían libros.
Cuando vieron que las aguas limpias y las servidas iban a afectarlos a ellos, recién actuaron. Descerrajaron la puerta y contemplaron, los libros destrozados. Arreglaron la tubería y se fueron a fondear como cobardes que son.
Como ratas, se encerraron en sus departamentos y el conserje en su oficina, sin
informarme nada. Había que guardar silencio.
Al fin y al cabo los destrozos habían afectado SOLAMENTE a los libros. Las
paredes dañadas era lo de menos.
Eso ocurrió entre el 15 y 20 de enero de 2006. Es decir hace dos años. Yo me enteré recién el 8 de febrero, porque fui para allá en esa fecha, que si voy más tarde, más tarde me hubiera enterado del hecho.
Cuando me quejé al conserje Valenzuela, éste dijo que no era su culpa, que se me había tratado de ubicar, que no tenían mi fono. Una farsa. La misma que sostendría Gastón Salinas
.
Puse una constancia en Carabineros.
Hice una hoja impresa denunciando el hecho, enterado Salinas de esto me dijo que no la siguiera distribuyendo, que él lograría la reparación de la bodega y el reintegro de los libros.
Ingenuo creí en ello.
Luego, retrocedió.
Ante eso recurrí al Tercer Juzgado de Policía Local. El mismo Luis Valenzuela me dijo que allí podría obtener justicia, ya que Salinas era un tipo de no confiar. Y que él pronto se iría de ese trabajo, ya que la gente del edificio lo tenía "enfermo de los nervios".
Puse la denuncia en ese Juzgado el 15 de febrero de 2006.
Y allí empezó esta historia.
La infamia. El cocimiento judicial que prepararían el juez Héctor Jerez Miranda y el actuario Adán Mella.
Unos días después de presentar la denuncia se me detectó un cáncer prostático. Debía ser operado de urgencia en el hospital Salvador. La operación ocurrió el 8 de marzo. Permanecí 13 días allí por una complicación.
Desde noviembre de 2005 venía preparándome para algo así porque el urólogo del hospital Salvador, Dr.Pablo Bertelsen, había encontrado que mi antígeno prostático se elevaba rápidamente.
Fui sometido a varios exámenes dentro y fuera del hospital.
Desde noviembre de 2005 hasta marzo de 2006 mi preocupación fue aquello y en este libro están reproducidos los documentos que dan cuenta de esa situación. ¿No iba a estar yo en mi casa entonces, cuando ellos me habrían llamado?
Eso demuestra la farsa de Valenzuela, Salinas Moscoso, Calderón Bozzo, Alex
Barrientos y otros sujetos que supieron de la inundación.
Jamás se me informó de ella y durante el "juicio" jamás el Juez Héctor Jerez
Miranda y el actuario Adán Mella pidieron los certificados que acreditaban la situación de salud que yo había pasado y con la cual se comprobaría la mentira de varios de los citados: que se me habría contactado, y YO ME HABRÍA NEGADO A RECURRIR ALLÍ. ¿Cómo podían haber hablado conmigo precisamente en la fecha en que mi situación de salud era vista por el Dr.Bertelsen y por la anatomista patológica, Dra. María Capetillo, cuyo examen detectó el cáncer?
Pero el Juez careció de responsabilidad, al igual que el actuario Adán Mella.
EL COMIENZO DE LA INFAMIA
El 21 de octubre de 2005 el Laboratorio del Hospital del Salvador entregó el rango de referencia de mi Antígeno Prostático (PSA): 8,6 ng/mL. El informe entregado por la Tecnólogo Médico Viviana Cáceres era alarmante.
Ante esto se me solicitó una evaluación en un Laboratorio externo al hospital. El
resultado, entregado el 15 de diciembre de 2005, fue aún más dramático: 8,82 de AG. Prostático Específico.
Por ello el doctor Pablo Bertelsen pidió que se me hiciera una nueva Biopsia Prostática, la que se realizó el 29 de Diciembre de 2005, y solicitó un cupo de urgencia el 17 de enero de 2006.
Dos días más tarde (19 de enero) me atendía el mismo Dr. Bertelsen. Se pidió un
Estudio Inmunológico, el que se me realizó en el laboratorio LABOPAT LTDA.
El bono FONASA fue emitido el 6 de febrero. Y el resultado entregado días después a la Sección de Anatomía Patológica del Salvador.
El Dr. Bertelsen me atendió el 21 de ese mismo mes señalándome que tenía un cáncer a la próstata, y que no había otra opción que operar lo más rápido posible. Me dieron papeles con instructivos de preparación para la intervención quirúrgica, señalándose que antes de un mes, se me operaría, y que para ello se me llamaría por teléfono.
Me llamaron 13 días después –la mañana del martes 7 de marzo-. Debía hacer los trámites ese mismo día y se me extirparía la próstata al día siguiente.
En la mañana del 8 ya estaba hospitalizado e inmediatamente fui operado por el Dr. Cristián Urzúa. La operación duró toda la mañana. Permanecí hospitalizado, por una complicación, hasta el 21 de ese mes. Salí del hospital y permanecí en reposo en casa hasta mayo de ese año.
Adjunto en este libro fotocopias de aquellos hechos con sus fechas para que se compruebe que entre fines de octubre de 2005 y fines de mayo de 2006 mi preocupación no fue otra que mi enfermedad.
Recurrí a las bodegas a comienzos de enero de 2006 y cancelé gastos comunes a
Luis Valenzuela, gastos que no debía cancelar porque mis bodegas habían sido ocupadas en forma gratuita bajo la responsabilidad de la Conserjería de él y de quienes lo antecedieron y, además, porque como advertí recientemente, el condominio ha hecho,
al usar espacios de mis bodegas para tuberías, uso de una servidumbre que no aparece en las escrituras, por lo que debiera cancelárseme por ello, ya que la escritura de mi propiedad es jurídicamente más válida que un reglamento de copropiedad.
Y ese error lo cometí, porque, con razón, el Dr. Bertelsen apuraba mi caso. De allí que el 17 de enero haya solicitado un cupo urgente de atención con él para dos días después (19 de enero).
FÍJENSE EN LAS FECHAS:
17 DE ENERO. SE PIDE CON URGENCIA UN CUPO PARA MI ATENCIÓN.
19 DE ENERO. EL DR. BERTELSEN ME ATIENDE.
Y esas son las fechas en que ocurre, según el mismo Valenzuela, según Gastón Salinas, según Alex Barrientos, la INUDACIÓN DE MI BODEGA y ellos dicen que se contactaron conmigo, que me llamaron.
Era obvio que, por mi enfermedad, yo permaneciera en mi vivienda y que todos los llamados telefónicos los recibiera, como recibí el llamado de amigos y familiares.
ESTA INFAMIA NO TIENE NOMBRE. SÓLO LOS COBARDES PUEDEN MENTIR TANTO.
ESTOY MOSTRANDO LOS DOCUMENTOS PARA COMPROBAR ESAS MENTIRAS.
Ellos JAMÁS llamaron, ellos simplemente se hicieron los imbéciles. La maldad de ellos se manifestó a través de dejar que la bodega se inundara, primero al no llamarme o abrir la bodega (lo que hicieron tardíamente).
Y el Juez, el inútil Juez, Héctor Jerez Miranda, no vio esto. Ni él ni su actuario
Adán Mella Salinas lo hicieron, aunque yo le manifesté a este él último esos hechos.
Esto demuestra una sola cosa:
QUE EN SU JUZGADO NO SE HIZO JUSTICIA.
Yo recurrí a la bodega el día 8 de febrero, sabiendo ya que los próximos días serían decisivos en mi problema de salud. Y me encontré con la bodega inundada, ocultados los hechos por Valenzuela, Salinas, Barrientos y Calderón Bozzo. El 15 de febrero presenté la denuncia en el Juzgado de Policía Local, es decir 6 días antes que me atendiera el Dr. Bertelsen.
¿PUEDE HABER MENTIRA MÁS BURDA COMO LA QUE SEÑALAN AL DECIR QUE NO SE ME PUDO UBICAR EN MI FONO SI YO DEBÍA ESTAR ATENTO A LAS ATENCIONES MÉDICAS QUE HACÍAN PRESUMIR UN CÁNCER, EL QUE FUE RATIFICADO EL 21 DE FEBRERO?
PUBLICO LAS PRUEBAS DE LAS CITACIONES A MÉDICO, DE EXÁMENES...TODO ELLO OCURRIDO MIENTRAS LOS FARSANTES DE CUMMING 1355 DEJABAN QUE MIS LIBROS SE HUNDIERAN EN LAS AGUAS Y EN SUS MIERDAS.
Yo me pregunto qué méritos tuvo Héctor Jerez Miranda para llegar a ser titular del Tercer Juzgado de Policía Local de Santiago.
Sólo en mi caso su fallo fue injusto, burdo y errado.
Ese hecho motivó esta denuncia, en forma de testimonio y de poesía, para preguntar a sus superiores porque este señor denegó, en mi caso, justicia. Hecho que también deben haber vivido otras personas que han concurrido a su tribunal.
Si sus superiores se preocupan de esta denuncia será, al menos, un logro.
Pero mi logro mayor será que este libro, en forma impresa, circulará, al menos en algunos países y que, en forma virtual, llegará a todo el mundo.
LA BARBARIDAD Y LA INJUSTICIA NO PUEDEN QUEDAR IMPUGNES.
JOSÉ G. MARTÍNEZ FERNÁNDEZ.
Santiago de Chile.
NOTA: A MITAD DE FEBRERO DE 2008 ME HE INFORMADO QUE LOS DIPUTADOS PATRICIO WALKER Y CRISTIÁN MONCKEBERG PRESENTARÁN AL CONGRESO EN ABRIL UN PROYECTO, ELABORADO POR LA UNIVERSIDAD ADOLFO IBÁÑEZ, PARA QUE SE PROMULGUE UNA LEY QUE PERMITA LA EVALUACIÓN DE LOS JUECES POR AGENTES EXTERNOS
AL PODER JUDICIAL.
EXCELENTE INICIATIVA PARA TERMINAR CON AQUELLOS JUECES QUE, COMO EN MI CASO, NO HACEN JUSTICIA.
************************************************************************************
"DONDE HAY POCA JUSTICIA ES UN GRAN PELIGRO TENER RAZÓN"
Francisco de Quevedo.
"AL GRAN FUNERAL DE LA RAZA CONCURREN JUECES, LADRONES,
FRAILES, PATRONES".
Pablo de Rokha
"Idioma del Mundo"
“CAVERNARIOS: EL PENSAMIENTO NO SE MULTA NI SE ENCARCELA”
Darío Saint-Marie.
(Volpone)
Director del ex diario “Clarín”.
(O de cómo la justicia valida aún su destrucción en Chile)
Testimonio y poesía
EDICIONES PALABRA ESCRITA
ASESINATO DE LIBROS.
Testimonio y poesía.
Derecho de propiedad intelectual en trámite.
José G. Martínez Fernández.
Carlos Dittborn 0500, Block 55, Depto. 209.
Ñuñoa-Santiago de Chile.
Correo electrónico del autor:
josegonzalomartinezfernandez@hotmail.com
Editorial:
Chile está muy lejos de conseguir la justicia plena. Partiendo desde la base misma la acción judicial resulta frágil, floja, desinteresada, malévola e incluso vendida.
Desde los simples Juzgados de Policía Local hasta en los más altos tribunales se
huele un accionar miserable y sucio que tiende a manchar y dejar sin justicia a las personas que aún pueden creer en ella.
Esto viene aconteciendo desde siempre. Desde antes que Andrés Bello hiciera el
Código Civil.
Los jueces justos pueden contarse con los dedos, al igual que los abogados honrados.
El resto es basura.
Los crímenes en Chile no pagan. Los asesinos no son condenados al tiempo que se merecen.
Los delincuentes comunes en menor escala son sentenciados. Los de cuello y corbata permanecen menor tiempo en las cárceles.
El pensamiento, sin embargo, esa libertad natural de los hombres de denunciar o
decir lo que piensan, a veces, es perseguida por esa justicia miserable.
Tenemos cuatro casos célebres en Chile en la última década.
Francisco Martorell, autor del libro "Impunidad Diplomática", debió salir de nuestro país hostigado por la "justicia".
Alejandra Matus también debió salir de Chile por su obra "El libro negro de la
justicia chilena".
Héctor Palamara, oficial de la Armada, fue detenido y sacado de su institución, por su libro "Ética y servicios de seguridad".
Ana Verónica Peña también vivió lo mismo por su libro "Los secretos del Fra-Fra".
Todos los libros fueron requisados. El "pirateo", dominante en Chile, permitió que la gente, sin embargo, se enterara de sus contenidos.
Esto ha ocurrido en "plena" democracia.
O lo que unos llaman "democracia".
La justicia de los injustos ha imperado en nuestro flaco país.
Eso a partir de 1990 cuando Pinochet deja el poder.
Cuando Pinochet gobernaba Chile pocos libros que criticaran hechos referidos a la dictadura se podían publicar y hacer circular, entre ellos "Los Zarpazos del Puma" de Patricia Verdugo Vergudo y mi libro "Calama: el crimen del siglo", entre otros.
Eso en los años finales de la dictadura, los años ochenta.
Antes, recién instaurado el régimen militar, se incautaron los libros en editoriales por cientos de miles y fueron a las hogueras. Lo mismo ocurrió con los libros de los particulares: fueron a parar al fuego o destruidos de otra manera. Ese aparato destructor fue el indicador que nos marcó como un país bárbaro y miserable, un país cuyo comportamiento estremeció a los países del mundo culto.
¡Cómo el odio podía hacer tanto daño! ¡Cómo el odio era incapaz de reflexionar!
Natural. La ignorancia y la maldad se habían instalado en Chile. Por ello los libros había que hacerlos desaparecer.
Una barbarie casi similar fue la que vivieron cientos de libros de mi propiedad.
Libros sobre Darwin, Colón, los Incas, los Aztecas, sobre la mitología greco-romana, libros de Bryce Echenique, de los poetas chilenos Francisco Véjar y Armando Roa Vial, libros del jurista Eugenio Orrego Vicuña fueron destrozados por la acción de aguas puras y servidas de un edificio situado en el centro de Santiago. Además de centenares de ejemplares de mi autoría: una antología de cuentos, libros de poemas y otros.
Cuando el agua empezó a escurrir el entonces conserje del edificio Luis Valenzuela, un sujeto de una moral perversa, fue informado por la gente que se enteró de ello, pero él permaneció impávido, como los imbéciles, sin hacer nada. Lo mismo sucedió con el entonces directivo del edificio Gastón Salinas Moscoso. Éste, al igual que otro directivo, Alex Barrientos y la entonces presidenta María Calderón Bozzo contemplaron tranquilamente el espectáculo sin abrir la puerta de la bodega sino hasta que el agua hubo corrido durante días.
Como nuevos Nerones y Pinochetos habían contemplado cómo se destruía la bodega que contenía los libros. Indiferentes. Llenos de odio hacia la cultura. Porque ellos estaban informados que allí habían libros.
Cuando vieron que las aguas limpias y las servidas iban a afectarlos a ellos, recién actuaron. Descerrajaron la puerta y contemplaron, los libros destrozados. Arreglaron la tubería y se fueron a fondear como cobardes que son.
Como ratas, se encerraron en sus departamentos y el conserje en su oficina, sin
informarme nada. Había que guardar silencio.
Al fin y al cabo los destrozos habían afectado SOLAMENTE a los libros. Las
paredes dañadas era lo de menos.
Eso ocurrió entre el 15 y 20 de enero de 2006. Es decir hace dos años. Yo me enteré recién el 8 de febrero, porque fui para allá en esa fecha, que si voy más tarde, más tarde me hubiera enterado del hecho.
Cuando me quejé al conserje Valenzuela, éste dijo que no era su culpa, que se me había tratado de ubicar, que no tenían mi fono. Una farsa. La misma que sostendría Gastón Salinas
.
Puse una constancia en Carabineros.
Hice una hoja impresa denunciando el hecho, enterado Salinas de esto me dijo que no la siguiera distribuyendo, que él lograría la reparación de la bodega y el reintegro de los libros.
Ingenuo creí en ello.
Luego, retrocedió.
Ante eso recurrí al Tercer Juzgado de Policía Local. El mismo Luis Valenzuela me dijo que allí podría obtener justicia, ya que Salinas era un tipo de no confiar. Y que él pronto se iría de ese trabajo, ya que la gente del edificio lo tenía "enfermo de los nervios".
Puse la denuncia en ese Juzgado el 15 de febrero de 2006.
Y allí empezó esta historia.
La infamia. El cocimiento judicial que prepararían el juez Héctor Jerez Miranda y el actuario Adán Mella.
Unos días después de presentar la denuncia se me detectó un cáncer prostático. Debía ser operado de urgencia en el hospital Salvador. La operación ocurrió el 8 de marzo. Permanecí 13 días allí por una complicación.
Desde noviembre de 2005 venía preparándome para algo así porque el urólogo del hospital Salvador, Dr.Pablo Bertelsen, había encontrado que mi antígeno prostático se elevaba rápidamente.
Fui sometido a varios exámenes dentro y fuera del hospital.
Desde noviembre de 2005 hasta marzo de 2006 mi preocupación fue aquello y en este libro están reproducidos los documentos que dan cuenta de esa situación. ¿No iba a estar yo en mi casa entonces, cuando ellos me habrían llamado?
Eso demuestra la farsa de Valenzuela, Salinas Moscoso, Calderón Bozzo, Alex
Barrientos y otros sujetos que supieron de la inundación.
Jamás se me informó de ella y durante el "juicio" jamás el Juez Héctor Jerez
Miranda y el actuario Adán Mella pidieron los certificados que acreditaban la situación de salud que yo había pasado y con la cual se comprobaría la mentira de varios de los citados: que se me habría contactado, y YO ME HABRÍA NEGADO A RECURRIR ALLÍ. ¿Cómo podían haber hablado conmigo precisamente en la fecha en que mi situación de salud era vista por el Dr.Bertelsen y por la anatomista patológica, Dra. María Capetillo, cuyo examen detectó el cáncer?
Pero el Juez careció de responsabilidad, al igual que el actuario Adán Mella.
EL COMIENZO DE LA INFAMIA
El 21 de octubre de 2005 el Laboratorio del Hospital del Salvador entregó el rango de referencia de mi Antígeno Prostático (PSA): 8,6 ng/mL. El informe entregado por la Tecnólogo Médico Viviana Cáceres era alarmante.
Ante esto se me solicitó una evaluación en un Laboratorio externo al hospital. El
resultado, entregado el 15 de diciembre de 2005, fue aún más dramático: 8,82 de AG. Prostático Específico.
Por ello el doctor Pablo Bertelsen pidió que se me hiciera una nueva Biopsia Prostática, la que se realizó el 29 de Diciembre de 2005, y solicitó un cupo de urgencia el 17 de enero de 2006.
Dos días más tarde (19 de enero) me atendía el mismo Dr. Bertelsen. Se pidió un
Estudio Inmunológico, el que se me realizó en el laboratorio LABOPAT LTDA.
El bono FONASA fue emitido el 6 de febrero. Y el resultado entregado días después a la Sección de Anatomía Patológica del Salvador.
El Dr. Bertelsen me atendió el 21 de ese mismo mes señalándome que tenía un cáncer a la próstata, y que no había otra opción que operar lo más rápido posible. Me dieron papeles con instructivos de preparación para la intervención quirúrgica, señalándose que antes de un mes, se me operaría, y que para ello se me llamaría por teléfono.
Me llamaron 13 días después –la mañana del martes 7 de marzo-. Debía hacer los trámites ese mismo día y se me extirparía la próstata al día siguiente.
En la mañana del 8 ya estaba hospitalizado e inmediatamente fui operado por el Dr. Cristián Urzúa. La operación duró toda la mañana. Permanecí hospitalizado, por una complicación, hasta el 21 de ese mes. Salí del hospital y permanecí en reposo en casa hasta mayo de ese año.
Adjunto en este libro fotocopias de aquellos hechos con sus fechas para que se compruebe que entre fines de octubre de 2005 y fines de mayo de 2006 mi preocupación no fue otra que mi enfermedad.
Recurrí a las bodegas a comienzos de enero de 2006 y cancelé gastos comunes a
Luis Valenzuela, gastos que no debía cancelar porque mis bodegas habían sido ocupadas en forma gratuita bajo la responsabilidad de la Conserjería de él y de quienes lo antecedieron y, además, porque como advertí recientemente, el condominio ha hecho,
al usar espacios de mis bodegas para tuberías, uso de una servidumbre que no aparece en las escrituras, por lo que debiera cancelárseme por ello, ya que la escritura de mi propiedad es jurídicamente más válida que un reglamento de copropiedad.
Y ese error lo cometí, porque, con razón, el Dr. Bertelsen apuraba mi caso. De allí que el 17 de enero haya solicitado un cupo urgente de atención con él para dos días después (19 de enero).
FÍJENSE EN LAS FECHAS:
17 DE ENERO. SE PIDE CON URGENCIA UN CUPO PARA MI ATENCIÓN.
19 DE ENERO. EL DR. BERTELSEN ME ATIENDE.
Y esas son las fechas en que ocurre, según el mismo Valenzuela, según Gastón Salinas, según Alex Barrientos, la INUDACIÓN DE MI BODEGA y ellos dicen que se contactaron conmigo, que me llamaron.
Era obvio que, por mi enfermedad, yo permaneciera en mi vivienda y que todos los llamados telefónicos los recibiera, como recibí el llamado de amigos y familiares.
ESTA INFAMIA NO TIENE NOMBRE. SÓLO LOS COBARDES PUEDEN MENTIR TANTO.
ESTOY MOSTRANDO LOS DOCUMENTOS PARA COMPROBAR ESAS MENTIRAS.
Ellos JAMÁS llamaron, ellos simplemente se hicieron los imbéciles. La maldad de ellos se manifestó a través de dejar que la bodega se inundara, primero al no llamarme o abrir la bodega (lo que hicieron tardíamente).
Y el Juez, el inútil Juez, Héctor Jerez Miranda, no vio esto. Ni él ni su actuario
Adán Mella Salinas lo hicieron, aunque yo le manifesté a este él último esos hechos.
Esto demuestra una sola cosa:
QUE EN SU JUZGADO NO SE HIZO JUSTICIA.
Yo recurrí a la bodega el día 8 de febrero, sabiendo ya que los próximos días serían decisivos en mi problema de salud. Y me encontré con la bodega inundada, ocultados los hechos por Valenzuela, Salinas, Barrientos y Calderón Bozzo. El 15 de febrero presenté la denuncia en el Juzgado de Policía Local, es decir 6 días antes que me atendiera el Dr. Bertelsen.
¿PUEDE HABER MENTIRA MÁS BURDA COMO LA QUE SEÑALAN AL DECIR QUE NO SE ME PUDO UBICAR EN MI FONO SI YO DEBÍA ESTAR ATENTO A LAS ATENCIONES MÉDICAS QUE HACÍAN PRESUMIR UN CÁNCER, EL QUE FUE RATIFICADO EL 21 DE FEBRERO?
PUBLICO LAS PRUEBAS DE LAS CITACIONES A MÉDICO, DE EXÁMENES...TODO ELLO OCURRIDO MIENTRAS LOS FARSANTES DE CUMMING 1355 DEJABAN QUE MIS LIBROS SE HUNDIERAN EN LAS AGUAS Y EN SUS MIERDAS.
Yo me pregunto qué méritos tuvo Héctor Jerez Miranda para llegar a ser titular del Tercer Juzgado de Policía Local de Santiago.
Sólo en mi caso su fallo fue injusto, burdo y errado.
Ese hecho motivó esta denuncia, en forma de testimonio y de poesía, para preguntar a sus superiores porque este señor denegó, en mi caso, justicia. Hecho que también deben haber vivido otras personas que han concurrido a su tribunal.
Si sus superiores se preocupan de esta denuncia será, al menos, un logro.
Pero mi logro mayor será que este libro, en forma impresa, circulará, al menos en algunos países y que, en forma virtual, llegará a todo el mundo.
LA BARBARIDAD Y LA INJUSTICIA NO PUEDEN QUEDAR IMPUGNES.
JOSÉ G. MARTÍNEZ FERNÁNDEZ.
Santiago de Chile.
NOTA: A MITAD DE FEBRERO DE 2008 ME HE INFORMADO QUE LOS DIPUTADOS PATRICIO WALKER Y CRISTIÁN MONCKEBERG PRESENTARÁN AL CONGRESO EN ABRIL UN PROYECTO, ELABORADO POR LA UNIVERSIDAD ADOLFO IBÁÑEZ, PARA QUE SE PROMULGUE UNA LEY QUE PERMITA LA EVALUACIÓN DE LOS JUECES POR AGENTES EXTERNOS
AL PODER JUDICIAL.
EXCELENTE INICIATIVA PARA TERMINAR CON AQUELLOS JUECES QUE, COMO EN MI CASO, NO HACEN JUSTICIA.
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"DONDE HAY POCA JUSTICIA ES UN GRAN PELIGRO TENER RAZÓN"
Francisco de Quevedo.
"AL GRAN FUNERAL DE LA RAZA CONCURREN JUECES, LADRONES,
FRAILES, PATRONES".
Pablo de Rokha
"Idioma del Mundo"
“CAVERNARIOS: EL PENSAMIENTO NO SE MULTA NI SE ENCARCELA”
Darío Saint-Marie.
(Volpone)
Director del ex diario “Clarín”.
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BREVE HISTORIA DE UNA INFAMIA
1.-
El ex mayordomo del Edificio Parque de los Reyes II, situado en Cumming 1355, me decía que mi demanda por justicia estaba destinada al fracaso. En su lenguaje soez y torpe señalaba que los jueces y actuarios se vendían y que mi abogado no era de buena calidad. Luis Carrasco hacía mofa del éxito que ellos tendrían en el Tercer Juzgado de Policía Local de Santiago, tras la querella que yo había interpuesto para lograr, al menos, el mínimo de justicia. Justicia que buscaba tras el enorme daño que una avería en tuberías de aguas le había causado a mis especies ubicadas en la bodega 153 del señalado edificio. El hecho es que la mercadería no era ropa, ni muebles; sino algo más preciado por los hombres cultos. Eran libros. Libros nuevos sobre Darwin, sobre Colón, libros sobre otros personajes, libros sobre los Incas, sobre los Aztecas, libros de mitologías para niños, libros de Bryce Echenique y de otros autores. Habían también libros de mi autoría: Cientos de ejemplares de la antología “Cinco grandes cuentos latinoamericanos”, publicado tres años antes y decenas de otros ejemplares de mis libros publicados muchos años antes. Libros que la imbecilidad y torpeza de los encargados de solucionar el problema en ese entonces -Gastón Salinas y el mayordomo Luis Valenzuela y una anciana que las oficiaba de presidenta- habían causado debido a su tardanza en arreglar la avería.
Tras esos sucesos simplemente guardaron silencio al igual que los mafiosos.
Sólo pude comprobar todo el desastre cuando fui a la bodega a retirar algunos libros a comienzos de febrero de 2006, en medio del proceso médico a que se me sometía.
Minutos después de enterarme en el mismo edificio de los hechos, Valenzuela, cual imbécil, me había dicho que el daño era poco. Para un ignorante eso es poco. Me recordó al fascismo pinochetero, ese que aniquilaba libros.
Valenzuela tenía el espíritu cavernario de los cobardes que ocultan la mano
responsable del daño. Y esto ocurría sólo pasado un mes después que yo le cancelara los
gastos comunes.
Salinas le marcaba el paso a Valenzuela.
Ellos, más la anciana y otros “pelagatos”, callaban el daño y se refugiaban en sus departamentos o en sus oficios de "laburadores" a sueldo.
Ya antes, en ese mismo edificio, dos carros de Supermercado que el entonces
mayordomo del edificio, Solorza, me había pedido dejar para uso de la Comunidad, habían sido destrozados por sujetos anónimos, bandidos y ratones, sin ningún sentido del respeto por la utilidad de las cosas.
Salinas me prometió al comienzo solucionar el problema por las buenas, pero luego retrocedió, mientras yo ya había denunciado los hechos en la Comisaría de Carabineros correspondiente al sector y en el Tercer Juzgado de Policía Local de Santiago.
Ante esos hechos decidí seguir adelante con la denuncia interpuesta en el
Juzgado señalado.
2.-
Era mediados de febrero de 2006 cuando puse la denuncia.
Casi un mes después tuve que hospitalizarme en El Salvador para ser operado de un cáncer a la próstata.
Mientras estuve en el hospital pensaba cuándo llegaría la citación para declarar en el juzgado, lo que me preocupaba por mi estado de salud.
Pero, para mi suerte, recién se me citó a declarar en junio. Estaba ya bastante repuesto de la operación.
Allí conocí al actuario Adán Mella. Él estaría a cargo de mi caso. Es decir él sería el puente entre mi denuncia, la contraparte y el Juez.
Una vez que hubo redactado lo que declaré me hizo leer y firmar.
Era increíble la cantidad de errores ortográficos que en el escrito habían.
Pero ¡qué me podía importar ello si mi afán era buscar justicia y no otra cosa!
No se me pasó por la mente saber si él o el Juez conocerían el valor de la obra de Bryce Echenique y de los restantes autores.
Por esos mismos días me llamó Eduardo Sepúlveda Pinilla -administrador del edificio- para conversar sobre el problema. Nos pusimos de acuerdo para encontrarnos el sábado que estaba próximo: para que él viera el estado de la bodega y los libros allí existentes.
Sepúlveda no apareció. De eso dejé constancia en el libro de la portería del
edificio.
3.-
En octubre interpuse una querella infraccional, patrocinada por un abogado, en el mismo tribunal. Ese mismo mes se citó a mis tres testigos. Apareció un abogado de la parte contraria quien presentó una contrademanda llena de mentiras e infundios. Entre otras estupideces dijo que el arreglo de la tubería correspondía al propietario de la unidad (bodega). Es decir: a mí. Una bodega que no tiene lavadero, baño, ni nada que necesite agua. En este punto el tribunal fue justo: vio las cosas de la misma manera tal cual son.
Mi abogado respondió prontamente a la contrademanda y la nueva citación fue
para mitad de diciembre.
4.-
Nosotros habíamos solicitado al tribunal que concurriera a la bodega para advertir que nuestra denuncia era veraz; pero el tribunal se desatendió de ello.
También presentamos un set de fotos que hablaban de los montones de libros
dañados y de las paredes malogradas de la bodega.
El Juez dice, despectivamente, que sólo pudo ver con claridad un libro de Física. ¿Y no vio los ejemplares de los libros que llevamos a su tribunal? ¿Y por qué no ordenó una visita ocular a la bodega para comprobar la existencia de los centenares de libros dañados?
Dos de los tres testigos habían conocido los hechos en su momento. Y eso
declararon.
5.-
Es allí donde los hechos se vuelven turbios. Ya que aparte de no considerarse
fotos, ni dichos de testigos, ni haberse enviado a verificar los hechos, sucede -como dije- que el actuario Adán Mella dialogó largamente -y solo- con el abogado de la contraparte cuando mis testigos, mi abogado y yo nos íbamos.
Ante estos insólitos hecho escribí la siguiente carta abierta -y por ende
pública- al Juez de dicho Juzgado, la que recién ahora se hace pública.
J. M. F.
CARTA ABIERTA A UN JUEZ
Sr. Héctor Jerez Miranda.
Juez del Tercer Juzgado de Policía Local de Santiago.
El ex presidente Aylwin dijo que la justicia exige:
"la firme voluntad del magistrado de descubrir a toda costa la verdad y
de ser justo, protegiéndose con recia coraza de toda clase de influencias y presiones,
aun las de sus propios prejuicios y visiones globales sobre la sociedad y el diario acontecer" y ello "Para no hacer justicia de escritorio" el magistrado debe compenetrarse de la realidad del mundo contemporáneo, y, muy especialmente, del que viven las personas que a él recurren".
Aquello de "no hacer justicia de escritorio", Ud. no lo consideró.
1.-
Me ha sorprendido su resolución. Por un lado me encuentra la razón cuando yo
digo que la responsabilidad del mantenimiento de las tuberías que pasan por sobre mi
bodega 153 es del Condominio, pero no me encuentra la razón cuando pido que se me
paguen los daños por los perjuicios ocasionados precisamente por esas tuberías: Daño
estructural, pérdida de libros y no poder hacer uso de la misma durante muy largo tiempo (un año y medio).
Yo no entiendo esa manera de hacer justicia.
Yo pedí que fuera Ud. a ver el desastre de la bodega o en su defecto pidiera un
perito y Ud. no lo hizo. En eso fue negligente e injusto.
Mi conciencia está tranquila. Yo no mentí en ningún punto de mi denuncia.
Yo estoy dispuesto a someterme a un detector de mentiras. Que la Sra. Escaida, el Sr. Sepúlveda, el Sr. Luis Valenzuela y el Sr. Gastón Salinas hagan lo mismo.
Con tantas infamias, ¿es posible que la Sra. Escaida, el Sr. Salinas y el Sr.
Valenzuela mantengan los trabajos que tienen y en el cual debiera exigérseles un mínimo de respeto por la verdad?
Los escritos de la contraparte están llenos de difamaciones, en especial los de la Sra. Escaida. Repite tantas mentiras que sería digna de ser analizada por un siquiatra.
Yo le propongo, a quien quiera, que la Sra. Escaida sea sometida a un INFORME SIQUIÁTRICO, para que advierta que ella ha mentido en sus declaraciones.
2.-
El día del comparendo, comienzos de diciembre, Sr. Héctor Jerez, aparecieron mi abogado, mis tres testigos y el abogado de la contraparte, Sr. Eduardo Jerez, y resulta que sólo se nos atendió dos horas después y PARA SUSPENDER EL COMPARENDO, lo que logró el Sr. Eduardo Jerez pidiéndoselo al actuario de mi causa, Sr. Adán Mella. En ese lapso de tiempo Ud. y el actuario, Sr. Mella, habían estado reunidos sin importarles que la citación era para ese día y a una hora determinada.
Por ese hecho tuvimos que ponernos de acuerdo para que la citación fuera para otro día. Así ocurrió, Sr. Jerez. Ese día aparecieron mi abogado y mis tres testigos, y por la parte contraria sólo su abogado, el Sr. Jerez.
Una vez que hubo terminado el comparendo el abogado Jerez se quedó conversando largamente con el actuario Mella.
Un hecho, para mí, irregular y extraño.
3.-
La Sra. Escaida ha de padecer, ya lo dije, una patología mental.
De otra manera no se explica que haya mentido tantas veces en su declaración.
Y si ella se declara sana, que arriesgue a pasar por el detector de mentiras, aunque no creo que una sicópata se atreva a hacer eso. Podrían verificarse todas sus mentiras.
"Se intento (sin acento) contactar por parte del condominio ya individualizado al Sr. Martínez telefónicamente en dos ocasiones sin resultado positivo", dice.
Esa mentira la repite otras veces en el texto plagado de errores ortográficos.
La patología mental de Herminia Escaida es mayor aún cuando señala:
"Con posterioridad se intenta nuevamente contactar al Sr. Martínez con resultado positivo y en donde se le informa lo sucedido, indicándole el presupuesto de la reparación, ante lo cual se niega a pagar dicha cifra..."
Sólo en una mente enferma puede estar eso, ya que jamás se comunicaron
conmigo.
Por esos días yo estaba siendo sometido a varios exámenes a la próstata ante el
temor del urólogo que yo tuviera cáncer, lo que luego se comprobó.
Yo reitero mi oferta, Sr. Jerez., que paso por el detector de mentiras, que Herminia Escaida haga lo mismo o se someta a un siquiatra, para que pueda detectar cuántas mentiras proceden de una mente enferma.
En otra parte del escrito señala: "como podía enterarse algún encargado del
condominio de tales desperfectos si estos ocurrían al interior de una propiedad privada que permanecía cerrada".
Miente la Sra. Escaida.
El Sr. Solorza, anterior mayordomo del edificio, meses antes, advirtió igual defecto y actuó con prontitud: en el mismo día que empezó el problema me llamó a mi departamento porque estaba filtrándose aguas en la misma bodega. Concurrí y todo arreglado.
Además el hecho de decir que se me llamó por teléfono se contradice con la versión señalada por el conserje Luis Valenzuela y el directivo Gastón Salinas, quienes señalan que no podían ubicarme por no tener mi teléfono.
¡Qué vergüenza, Sr. Héctor Jérez! ¡Qué vergüenza su incapacidad de no advertir esta simple contradicción!
Además: ¡Qué vergüenza no saber interpretar las palabras de la misma Sra. Escaida que dice: “estos hechos ocurrían al interior de una propiedad privada”.
Si, como bien dice ella, mi bodega es UNA PROPIEDAD PRIVADA, ¿con qué derecho ocupan bastante espacio de ella con las tuberías que sirven a las otras propiedades?
¿NO FUE CAPAZ USTED DE ADVERTIR ESTO?
4.-
Ud. señala en el punto 9 de su veredicto que hay:
"un plazo no mayor de cinco días para solucionar las reparaciones que, por
su naturaleza afecten al uso de los servicios o la seguridad".
La reparación, dicho en el mismo escrito, se hizo después de esos cinco días.
El trabajo que hizo en la cañería HIDROBAR S.A., Sr. Juez, no cuesta más de $ 80.000. Es decir el mayordomo Valenzuela, el Sr. Salinas, y otros son responsables de ese sobrepago que alcanzó la suma de $ 235.620. Un costo, a todas luces, ALTÍSIMO.
Muchos arreglos que se efectuaban en ese edificio por empresas estaban
sobrevalorados.
Ud. señala en el punto 20 de su veredicto, respecto a un presupuesto presentado por mí, lo siguiente:
"si bien existe un presupuesto por $ 165.000 a fojas 71, puede verse que dicho
documento ni siquiera está firmado, y se refiere a la reparación general de la bodega
que, además de la cerradura y puerta, incluye también las paredes de la misma y la
pintura de éstas, sin haberse desglosado las cantidades correspondientes..."
Ud. habla del desglose de esos gastos, pero con la factura de HIDROBAR S.A. no hizo lo mismo, es decir: no pidió el desglose de los costos. Además ¿qué costaba señalar que la empresa que me hizo el presupuesto estaba sin firma? Ese olvido se hubiese solucionado rápidamente, pero Ud. Señor Juez no lo hizo.
Además la factura no habla de la reparación de toda la bodega, como Ud.
señala, y el precio era 40% más barato de lo que HIDROBAR S.A. cobró por la reparación de un trabajo MUY MENOR.
¿No le parece MUY RARO todo esto?
5.-
En el punto 19 de su resolución señala:
"debe tenerse presente que la citada bodega no puede ser utilizada para
efectos comerciales, lo que claramente ocurre en este caso, ya que se usa para guardar
bienes en forma previa a su venta en una librería, por lo que debe ser considerado también un acto mercantil"
La bodega es un sitio de paso de los libros. Ese espacio se usa para guardar e ir sacando los libros que van vendiéndose, los mismos que yo perdí de vender por la dejadez de Salinas, Valenzuela y otros y de los que no recuperé un peso porque esta demanda fue a parar a las manos de un Juez injusto y, al parecer, enemigo de los libros. Esos libros, Sr. Juez, iban a servir a cientos de niños y jóvenes que los necesitan y que yo comercializo a precios razonables.
¿Sabe Ud. que entre ellos había un libro de Derecho Internacional de Francisco Orrego Vicuña, un gran abogado? Uno de esos ejemplares dañados por la inundación junto a otros libros afectados fueron entregados en su Juzgado como muestra de todos los libros dañados, y aún así Ud. habla que sólo se alcanza a visualizar un libro de Física? ¿No vio Ud. los libros dañados dejados en manos del actuario Adán Mella Salinas? Además se dañaron ejemplares de una antología de Alfredo Bryce Echenique, un gran autor latinoamericano.
¿Sabe Ud. que esos libros ya no se editan por su alto costo de impresión?
Bajo su óptica los estacionamientos del edificio no servirían para los taxis
y en ese edificio hay personas que tienen taxis y es justo que allí los guarden, y luego los saquen para hacer el "acto mercantil" de llevar pasajeros, según su pobre visión del hecho.
Ud. no fue al asunto de fondo de mi demanda. Ud. se enredó en minucias que
lo llevaron a confundirse y a dictar un fallo ridículo e insostenible.
Yo reclamaba el daño estructural de la bodega causado por una filtración
enorme de agua y reclamaba por la pérdida de centenares de libros y por no haber podido hacer uso de dicha bodega. Eso Ud. lo ha obviado y con ello me ha DENEGADO JUSTICIA.
Cualquier perito que recurra AÚN a la bodega podrá señalar que la inundación se produjo en la fecha señalada en mi demanda y que los libros dañados lo son producto de la inundación de esa fecha Y NO OTRA como Ud. insinúa en su ridículo veredicto.
Y esto es posible porque AÚN mantengo la bodega tal cual quedó tras la inundación.
Ud., Sr. Jerez, DENEGÓ JUSTICIA y en ello compartió el juicio de su tocayo Jerez, abogado de la parte contraria.
Lo único que hizo fue aplicar una multa de 3 UTM. al condominio, pero no se dictaminó reparar la bodega y reponer los libros dañados, ya que si el Administrador
Sepúlveda consideraba exagerado el dinero pedido por los libros, entonces que los hubiese repuesto. Lo que Sepúlveda hubiera tenido que pagar a las librerías hubiese sido mucho mayor, aparte que hay cerca de diez títulos inexistentes en el mercado. El interés no era el lucro, sino la recuperación de parte de lo perdido.
Y le reitero un antecedente: en la bodega habían libros de mi autoría, libros de poesía, una antología de cuentos latinoamericanos y otros.
¿Acto mercantil? Mis libros también fueron destruidos por acción del agua que inundó la bodega.
Su argumento linda en lo cavernario y miserable.
No puede Ud. acusar a un escritor de hacer acto mercantil con sus libros por el solo hecho de tenerlos en bodega.
6.-
LAS BODEGAS SÓLO SE PODÍAN VER POR FUERA
En el punto V de su veredicto se señala que declara Sergio Gastón Salinas
Moscoso, (de quien sólo se indica su actividad de empleado y no se especifica dónde
trabaja, aunque yo lo sé). Veamos cómo la moral de Salinas es inexistente en su
declaración. Dice:
"al momento de los hechos el mayordomo Luis Valenzuela, uno de los
trabajadores, Cristóbal Osorio informaron a la Presidenta del Comité de entonces, doña
María Calderón Bozzo, y con su autorización el mayordomo abrió la puerta, una vez que se agotaron los esfuerzos por ubicar a su dueño. Además expresa que el Sr. Martínez al comprar las bodegas tomó conocimiento del riesgo que corría al tener en el techo de ellas matrices que surten de agua y evacúan las servidas".
Hay dos mentiras en la declaración de Salinas.
1.- La primera es la misma a que recurre Herminia Escaida: los esfuerzos
agotados por ubicarme. Si Valenzuela tenía mi teléfono, si aparezco en la guía telefónica: ¿cómo no me iban a ubicar?
2.- La segunda es más vergonzosa aún.
Cuando yo me contacté con HABITACOOP EN QUIEBRA se me entregó el listado de las más de cien bodegas que la quiebra remataba, pero jamás se me acompañó a verlas, y de ello puede dar prueba la Sra. Erna Miranda, ex trabajadora de la misma.
Recurrí solo al mayordomo de la época Sr. Federico Guzmán. Éste me
contactó con un trabajador, compañero de Osorio, quien, sin mucha voluntad, me mostró parte de las bodegas señalándome que sólo podía mostrármelas por fuera porque estaban ocupadas.
Ocupación ilegal de la que hablo en el párrafo siguiente. Y por el hecho de estar ocupadas, él no tenía llaves para mostrarlas, y jamás me dijo que pasaran tuberías por algunas de ellas.
Yo necesitaba esas bodegas para guardar libros y diversas especies de
artículos, para evitar seguir pagando el arriendo de locales-bodegas en el Persa Bulnes,
hecho que cumplí bastante bien como puede dar cuenta la gente que me arrendó esos
locales-bodegas.
Es decir: toda mi intención fue hacerme de bodegas que sirvieran a mi
objetivo.
La única visión que tuve de ellas fue exterior. Por lo tanto Salinas
miente.
Y esas bodegas, Sr. Juez, sólo las pude ocupar CUATRO MESES después
de comprarlas porque SEGUÍAN OCUPADAS, y el administrador era... el Sr. Sepúlveda.
7.-
En el punto 22 Escaida señala:
"no ha pagado los gastos comunes desde enero de 2006".
Ya señalé que esta señora miente y que es digna de atención siquiátrica.
El Sr. Luis Valenzuela percibió mis pagos. Que mi dinero, al igual que el de otros comuneros, se haya perdido ya es problema de ellos. Yo pagué por adelantado en enero de 2006, ante el riesgo de hospitalizarme en caso de una operación (como ocurrió) antes de la inundación. Si hubiese sido adivino de lo que iba a ocurrir, no pago. Pero, aparte de los daños estructurales y la enorme pérdida de libros, y de lo recién indicado, veamos lo que me debe el edificio:
Las primeras seis bodegas que compré a HABITACOOP EN QUIEBRA el
condominio me las entregó sólo cuatro meses después. Si consideramos un arriendo
promedio de $ 20.000 cada una, las seis suman $ 120.000 mensuales. Multiplicado por 4 meses son $ 480.000. Luego la 154 la compré en enero de 2006 y la siguieron ocupando como taller la gente de la Administración hasta abril de ese año. Es una bodega grande. A $30.000 mensuales, por cuatro meses suman $ 120.000.
Es decir se me debe por ocupar mis bodegas SEISCIENTOS MIL PESOS,
más intereses y multas (según el lenguaje empleado por Escaida y otros).
Debo señalar que mientras la Administración ocupaba la bodega 154 con
elementos de trabajo para el uso en el edificio, hicieron tira parte de la separación que era de volcanita, quedando a la vista mi mercadería de la bodega 153, hecho por el que reclamé a Solorza, ya que se podrían producir perdidas en la mía. Él me dijo que los muchachos que trabajaban en el edificio eran honrados, que no tuviera cuidado.
Por esa razón yo compré la bodega 154: para proteger la 153.
En el intertanto, como lo hizo con otras bodegas, la Administración JAMÁS
pagó por su uso a HABITACOOP y tampoco a mí, como señalo arriba.
Las primeras seis bodegas compradas por mí siguieron ocupadas durante
cuatro meses. La 110 por el Sr. Arcos, la 147 por la Sra. Vargas, algunas por la administración y las restantes por personas que aún no he individualizado.
¿Y ellos dicen que yo les debo?
Repito: si hubiese que pagarme me deben, por uso de MIS bodegas,
SEISCIENTOS MIL PESOS más intereses y multas.
Y si yo que recurrí a su Juzgado era porque iba con la verdad de frente. Yo
estoy dispuesto a someterme a interrogatorio, a un detector de mentiras, a lo que sea, para comprobar que lo señalado por mí se atiene a la VERDAD.
Y lo mismo exigo que se haga con la Sra. Escaida, el Sr.Salinas, el Sr.
Sepúlveda, el Sr. Valenzuela, el Sr. Barrientos, la Sra. Calderón Bozzo.
8.-
Y hay aquí un punto muy importante a considerar. Por mis bodegas 153 y
154 y otras pasan tuberías y en las escrituras de mis bodegas inscritas en el C.B.R. de Santiago no se habla de servidumbre para ese uso y la evacuación de aguas.
Por lo tanto, el Condominio está haciendo uso ilícito de esas propiedades
con las tuberías no señaladas en las escrituras.
Por ese motivo, MÁS ADELANTE, veré la forma que el Condominio o me compre las bodegas que usan con el paso de tuberías o me pague por el uso de servidumbre, o simplemente, optaré por hacer sacar esos tubos que no pertenecen a ellas.
Esta situación, en caso de ser necesario, la llevaré a un Juzgado.
Claro que no al suyo. Frágil, irresponsable, injusto.
La llevaré a un Juzgado Civil de Santiago para realmente buscar que se me haga justicia.
9.-
Ud. Sr. Juez tendrá, en el futuro, que responderle a su propia conciencia.
No se puede ser tan injusto en una decisión.
Y si su conciencia no le dice nada ahora se lo dirá cuando esté viejo
y tirado en una cama, haciéndose sus necesidades, mientras alguien le limpia el traste.
En esta vida, Sr. Jerez, hay justicia y esa es la que da el paso del
tiempo y el vivir con un cargo de conciencia de haber cometido la barbaridad de haber dejado pasar una injusticia como si nada.
En las décadas próximas Ud. estará así. Entonces acuérdese de mí.
Y de la cantidad de hermosos y bellos libros que se estropearon sin que a Ud. le importara nada.
En la justicia de la naturaleza si que creo.
Yo tengo mi conciencia muy tranquila. ¿Y usted?
Mientras tanto seguiré peleando con mi palabra, que no mata, pero que
denuncia a los corruptos, vendidos y flojos.
JOSÉ G. MARTÍNEZ FERNÁNDEZ
Santiago de Chile.
Junio de 2007.
NOTA: El Secretario Abogado Titular del Juzgado se llama Daniel
Leighton Palma. ¿Tendrá algo que ver con aquel hombre honesto y bueno que fue don Bernardo Leighton Guzmán? Él no habría actuado como lo hizo el Juez Jerez. Bernardo Leigthon amaba la justicia.
MÁS DE CIENTO TREINTA MILLONES DE PESOS EN EL AIRE
POR USO DE BODEGAS DE HABITACOOP EN CUMMING 1355.
HABITACOOP, desde el momento en que se declaró su quiebra, diciembre de 2001, sin considerar los años anteriores, ha perdido más de CIENTO TREINTA MILLONES DE PESOS, por el uso indebido de más de un centenar de bodegas propiedad de la fallida: Para que lo sepa el Síndico, también le hago llegar esta denuncia a él. Uso que se hizo durante cinco años que fue el plazo en que, al fin, se vendieron la casi totalidad de ellas, la mayoría compradas por gente del edificio. El arriendo de esas bodegas fluctuaba entre los $10.000 y $30.000, es decir tenían un valor promedio de $ 20.000 por unidad al mes. Multipliquemos cien por 20.000. Son $ 2.000.000 mensuales. Ahora multipliquemos esa cantidad por los doce meses del año. Son $ 24.000.000 anuales. Ahora multipliquemos eso por cinco años. Son $ 120.000.000.
Es decir el Condominio le usurpó a HABITACOOP CIENTO VEINTE MILLONES DE PESOS en ese lapso de tiempo. Eso hasta hace un año. Luego las bodegas que quedaron sin vender seguían siendo usadas en forma ilegal.
¿Quién cobró esos arriendos?
El Sr. Sepúlveda y otros administradores deben responder.
Hace unos meses cuando le hice saber al mayordomo Luis Carrasco que algunas bodegas -propiedad de HABITACOOP- estaban aún ocupadas -; él me dijo que para qué me metía yo en eso. Es decir: había que hacer la vista gorda.
Ésta era la infame situación que se vivía en los períodos en que
Sepúlveda y otros administraban el condominio.
Todos los citados aquí deben mostrar los libros de ingresos para ver cuánta plata perdió HABITACOOP y cuánta plata de los gastos comunes de los propietarios no están claramente detalladas, y porqué se han sobrevalorado los arreglos entregados a gente ajena al edificio, al igual de porqué los pagos de los gastos comunes de mis bodegas, hechas a Luis Valenzuela, no aparecen.
Si sumamos los $ 120.000.000 evadidos por el condominio más el uso, en el último año, de las últimas bodegas propiedad de HABITACOOP el condominio le debería a la quiebra más de CIENTO TREINTA MILLONES DE PESOS.
¿Es eso moral?
JOSÉ G. MARTÍNEZ FERNÁNDEZ
Santiago de Chile.
Junio de 2007.
NOTA 1: Es mi esperanza que con la nueva directiva y el nuevo
mayordomo que ya están en funciones la situación se normalice para no llegar a nuevas instancias judiciales, civiles o penales, porque también hay delitos penales en ciertos hechos, que, por ahora, yo me guardo. Además esta denuncia se ampliará en diversos medios, toda vez aparece ahora este libro en Internet y luego en forma impresa, incluida en ellos las fotografías de los libros dañados y los documentos médicos.
Sin embargo es de mi interés que por la concordia y convivencia a que
los seres civilizados tenemos derecho -entre los nuevos directivos y yo no existan discrepancias- lo que obviamente no limita la acción de denuncia antes señalada, ya que ellos no son responsables de esta actitud que molesta a cualquier ser civilizado.
NOTA 2: Esta publicación se hace llegar a las dos Cortes de Justicia,
a diversos medios de comunicación escritos, virtuales y radiales y a miembros del parlamento y otros. Y en especial al mayor justiciero: el lector con sensibilidad y amor por los libros.
CARTA ABIERTA A LOS HABITANTES Y TRABAJADORES DEL CONDOMINIO PARQUE DE LOS REYES II, RICARDO CUMMING 1355, SANTIAGO OESTE.
Estimados señores:
El miércoles 08 de febrero llegué hasta el lugar citado para retirar algunos libros de las bodegas que allí poseo.
El encargado del edificio, Sr. Luis Valenzuela, me manifestó que había ocurrido -unas dos semanas antes- un problema en una de mis bodegas, la 153, debido a una filtración de tuberías que por ella pasa, y que al no ubicárseme se había procedido a romper los candados -lo que permite la Ley de Condominios- bajo su atenta mirada y la de testigos; pero en lo que no estoy de acuerdo es que se haya esperado tanto para procederse a abrir la bodega, toda vez que fueron varios días antes cuando se le había advertido de la filtración.
La excusa de que no se me ubicara fue que no existía mi fono en la administración del condominio, lo que resulta extraño, ya que allí se encontraban todos mis datos y cuando, en una ocasión anterior, ocurrió un evento similar, el encargado de entonces Sr. Solorza, me llamó y yo concurrí y se arreglaron las tuberías y mis especies no sufrieron daño alguno.
Ahora si el Sr. Valenzuela no podía ubicar mi fono en la administración, ¿Por qué no se contactó con la CTC? Allí mi número de teléfono no tiene restricción alguna para ser entregado a quien lo desee. ¿Por qué no revisó la guía telefónica donde también aparezco?; ¿Por qué no preguntó en Habitacoop que fue quien me vendió las bodegas?; ¿Por qué no se recurrió a Carabineros para que indagaran mi fono, ya que en casos extremos se puede hacer ello?
Esto señala que no hubo afán de una solución adecuada.
Además cuando me informó de la noticia me dijo que el daño era a lo más de un 1%. Ingresado a la bodega pude comprobar que el daño era de más del 20%, y que además las divisiones exteriores de la pared se gastaron por efecto del agua, y que se dañó el sector del interruptor, el que permanece aún así.
Cuando le pedí que fuera a ver lo que había sucedido no lo hizo.
Cuando le manifesté que recurriría al Juzgado de Policía Local me indicó que lo hiciera, que él sabría defenderse.
Una de sus apuestas sería que él no ubicaba mi teléfono (ya expliqué las diversas y simples formas de obtenerlo).
Otra de sus opciones era decir que yo había comprado una bodega que era atravesada por tuberías. Ya he explicado el desconocimiento que de ello tenía, debido a que las bodegas estaban ocupadas.
Además sorprende que esas tuberías hayan sufrido problemas dos veces con tan poco tiempo de diferencia. Mis preguntas son, entonces, cuatro: ¿De qué calidad es la empresa (o empresas) a quién (es) encargaron los arreglos?; ¿Cuánto se le (s) canceló?; ¿Dónde están las dos facturas de esos pagos?; ¿Dónde están las dos garantías? Y si las inundaciones son causa de presiones de agua de ciertos departamentos, hago una quinta y sexta preguntas: ¿Por qué no se va a una solución mayor y no a éstas de parche?, ¿Por
qué no se revisa los departamentos que causan dichos daños?
Las pérdidas ocasionadas han significado para mí, a lo menos, unos $500.000 (QUINIENTOS MIL PESOS), lo que -dado mis irregulares ingresos- es bastante.
El Sr. Valenzuela renunció o fue sacado de la administración sólo dos días después de enterarme yo del problema de mi bodega, pero él era funcionario de la comunidad, por lo que obviamente son los representantes de esa comunidad quienes deberán responder por los daños ocasionados.
Ya puse constancia en Carabineros (Tercera Comisaría) y luego hice la denuncia en el Tercer Juzgado de Policía Local de Santiago, relatando en ambos casos lo sucedido por negligencia del Sr. Valenzuela y de los miembros del comité de administración, en que cité al Sr. Gastón Salinas.
Además recurriré al Servicio de Impuestos Internos, solicitando que se muestren las facturas emitidas por los dos trabajos en las tuberías.
En ese punto deberá tener importancia lo que diga el Sr. Gastón Salinas. Este señor no se ha contactado conmigo, aunque él -como miembro del comité de administración- supo de los problemas presentados en mi bodega desde un principio, al igual que Valenzuela.
El nombre del Sr. Salinas es el que he puesto yo en mis denuncias y el que llevaré a Impuestos Internos para que se le pidan las facturas por los arreglos de las tuberías.
No voy a descansar en mi lucha por obtener justicia frente a esta infamia que habla de indiferencia, irresponsabilidad y maldad de quienes tenían que resolver a tiempo el problema evitándome las pérdidas señaladas.
Y una última y decidora cosa:
Después de ocurrido el evento de la inundación, ni el Sr. Valenzuela ni el Sr. Salinas hicieron ningún otro intento de ubicarme, lo que significó que mayor cantidad de libros NUEVOS se malograran al seguir absorbiendo el agua que allí había.
La filtración debió haber comenzado poco antes del 20 de enero, se abrió la bodega poco después de esa fecha. Y ni antes ni durante el evento, como lo señalé arriba, se trató de ubicarme.
Si no hubiese ido al edificio el día 08 de febrero aún no sabría nada del hecho, lo que indica, claramente, que hubo intención de ocultar lo sucedido.
Peor aún: Ni siquiera se fue a Carabineros -como correspondía en este caso- a dejar constancia que por filtración de tuberías de la bodega 153, se había descerrajado la puerta -lo que está permitido por la Ley de Condominios-, ante la no ubicación del propietario de la bodega. (Lo que, reitero, es totalmente falso, ya que nunca se me intentó ubicar).
Por ello he sido yo quien ahora, reitero, ha dejado constancia en la Tercera Comisaría sobre estos hechos.
Saludo respetuosamente a la comunidad y trabajadores de Parque de los Reyes II y agradezco la atención dispensada a esta denuncia.
José Gonzalo Martínez Fernández.
Rut 5.110.040-9
Carlos Dittborn 0500, Block 55, Depto. 209. Ñuñoa.
Teléfono: 2381594.
Stgo. 20 de febrero de 2006.
(SE IMPRIMIERON 500 -QUINIENTAS- COPIAS)
NOTA: Este texto ha tenido pequeñas modificaciones. Dedo señalar, además, que nunca fue a Impuestos Internos, debido a que por mi enfermedad debí dedicar el tiempo a exámenes, biopsias prostáticas y a la operación en el Hospital del Salvador y a mi posterior convalecencia.
El texto, sin modificaciones, circuló entre algunos habitantes de esa comunidad días después de su publicación.
Cuando hice esta carta abierta olvidé la servidumbre que en algunas de mis bodegas usaba -y usa- el condominio SIN PAGARME NI UN PESO por ellas, ya que dicha
servidumbre no está señalada en las escrituras. Y las escrituras son un instrumento legal judicialmente más válido que un reglamento interno.
Santiago, agosto de 2006.
A LOS HABITANTES DEL CONDOMINIO PARQUE DE LOS REYES II SOBRE EL MANEJO IRRESPONSABLE Y DELICTUAL DE UNA SITUACIÓN
La carta abierta publicada con anterioridad fue entregada a unos treinta vecinos
del edificio en referencia. Unas pocas más fueron a otras personas. La mayoría quedó en mi poder debido a que el Sr. Gastón Salinas me solicitó que no las siguiera repartiendo debido -me dijo- a que ello producía conflictos entre miembros de la comunidad que no se entendían, razones que han sido motivos de constantes salidas de mayordomos, trabajadores y guardias que han llevado sus casos hasta los Tribunales del Trabajo.
Salinas decía que me iba a solucionar el problema: arreglo de paredes e indemnización por la pérdida causada. Eso en el mismo mes de febrero. Por ello paré la circulación de la carta y pensaba renunciar a mi denuncia en el Tercer Juzgado de Policía Local cuando se me citara a declarar.
Sin embargo días más tarde Salinas me propuso arreglar sólo las paredes, lo que no acepté y fue entonces cuando decidí seguir denunciando este hecho a través de escritos y de todas las instancias legales que me favorecen, ya que tengo todas las pruebas que incriminan a la comunidad por la falta de mantención adecuada de las tuberías que dañaron mis bienes.
Además Salinas me mostró sólo una de las facturas de los arreglos de las tuberías y por un valor que cuadriplica el costo real. La anterior, su costo, ¿dónde está?
No pude hacer el resto de las denuncias en forma rápida puesto que fui operado
en marzo. Cuando meses después me recuperé, advertí que en la Administración y dirigencia de la comunidad habían nuevos nombres, ya no estaban Salinas ni María Eugenia Calderón Bozzo ni Alex Barrientos, quienes participaban con él en la directiva.
Revisando la bodega afectada con más calma pude advertir que -además de los
cientos de libros nuevos dañados por el agua- faltaban otros tantos que, por no pensar mal, creo que se tiraron a la basura, porque de seguro estaban en peor estado y lo mejor era deshacerse de ellos. Eso lo tiene que saber Alex Barrientos quien, en caso de pasar este caso a otra demanda, podría enfrentar un juicio criminal, ya que no dio cuenta a Carabineros de la invasión que perpetró y de cómo desaparecieron libros de la bodega. En igual situación está el Sr. Salinas y la Sra. Calderón Bozzo.
El hecho de no querer que me arreglen la bodega es para demostrar ante los
tribunales el mal estado en que quedaron los libros: hinchados por la humedad, pisoteados y tirados en cualquier parte por quienes arreglaron las tuberías y por otros que allí penetraron. Aunque ya hay fotos de lo que allí sucedió, mantengo la bodega en el estado en que los violadores de ella la dejaron, ya que de no haber un arreglo en el Juzgado de Policía Local (al que ya fui citado a prestar declaración) recurriré a otras instancias legales.
Por este hecho no he podido hacer uso de la bodega durante seis meses, lo que
significa otra perdida, similar a lo que me sucedió cuando, tras comprar las bodegas, tuve que esperar cuatro meses para que me desocuparan las mismas.
Mientras más pasa el tiempo mayor es la perdida y yo no me detendré ante nada para denunciar este hecho y lograr una reparación mayor a la que en febrero estimaba, ya que además de los daños materiales señalados y el no poder usar la bodega por largo tiempo, se ha concebido un daño moral a mi persona y todo ello por irresponsabilidad de los ex-directivos y el ex-mayordomo del condominio, cuyos nombres, junto al de la nueva presidenta, Sra. Herminia Escaida Vergara, y el nuevo Administrador, Sr. Eduardo Sepúlveda Pinilla, han sido puestos en manos de un abogado para las acciones legales que procedan en el actual tribunal o en otro, en caso de no haber un entendimiento en el Juzgado en que radican actualmente los hechos.
Todos estos antecedentes han sido considerados porque aquí la responsabilidad es muy clara: falta de mantención de las tuberías que causó que el agua de departamentos filtrara en gran cantidad y dañara mi bodega y parte de los bienes que allí poseía. Las fotos que poseo y la bodega en su estado actual son la mayor prueba del daño causado y no reparado. Se suman a esos antecedentes -y esto es de la mayor gravedad- la intención maliciosa de tratar de ocultar los hechos al no informar a Carabineros de la irrupción en la bodega.
José G. Martínez Fernández.
NOTA: Esta segunda carta no fue publicada como era mi intención en la fecha señalada Por primera vez se incluye en este libro.
A LOS PROPIETARIOS Y ARRENDATARIOS DEL EDIFICIO
PARQUE DE LOS REYES II
Muchos de Uds. ya se han enterado de mi demanda contra el Condominio por el daño causado en la bodega 153 de mi propiedad.
Si llegué a esa instancia fue porque los directivos y la Administración del edificio no solucionaron a tiempo a un problema que es de su ABSOLUTA RESPONSABILIDAD, y al cual yo estuve llano para llegar a un acuerdo.
El defensor del edificio arguye que cada UNIDAD es responsable de reparar los daños que en esa UNIDAD se produzcan, y que, por lo tanto, yo debía reparar la cañería que atraviesa mi bodega, que fue la causante de la inundación y enorme daño de libros allí guardados.
Esto es lo más burdo que se pueda argüir, ya que dicha cañería conduce agua a departamentos y jardines, tal como lo establece la factura de la empresa que reparó la cañería y que está en el Juzgado en que cursé la querella, como hecho ya indesmentible.
Mi UNIDAD es una BODEGA que no tiene baño, lavadero, ducha, ni llave alguna, por lo que NO ES ABASTECIDA DE AGUA.
A mi UNIDAD le es totalmente inútil la existencia de esa cañería. Al igual que a la unidad vecina que hay allí. Al contrario: esos tubos le restan espacio a la bodega y le causan daño.
Es por ello que solicitaré -en una nueva instancia judicial, si los encargados del edificio
no resuelven de otra manera el problema- que se SAQUEN DE ALLÍ ESAS CAÑERÍAS.
En mi escritura no se señala que por la bodega 153 deban pasar esas CAÑERÍAS y si así fuera debiera resarcirme por el uso de servidumbre de mi propiedad.
Sucede que el hecho es de mucha gravedad, ya que toda propiedad que sea usada para beneficio o goce de otros, debe dársele al propietario pago por ello, al menos que en la escritura de esa propiedad se plantee otra cosa. Pues bien: en la escritura de la bodega 153, como en la 154 y otras de mi propiedad hay cañerías, es decir servidumbre, que no están indicadas en las escrituras.
Esto podría dar origen a una nueva demanda para que el Condominio retire las cañerías o pague por el uso de ellas. Esa es una materia que siempre tendré en cuenta en caso de producirse un daño como el ocurrido en enero de 2006.
El error de la Administración de septiembre de 2004 fue no haber adquirido esa y otras bodegas que tienen tubos; es decir que sirven para el uso de todos los departamentos y jardines. Además la Administración necesita espacios propios, para dejar de ocupar las bodegas de la Quiebra Habitacoop.
Esa bodega la adquirí en esa misma oportunidad estando ocupada por terceros, cuando era conserje el Sr. Guzmán, y no pude verla más que por fuera. La bodega, pese a mis reclamos, se me entregó -debido a la ocupación- cuatro meses después.
Nunca se ha dejado de usufructuar de los espacios de ella para mantener allí las cañerías que benefician a los departamentos y jardines Y NO A MÍ.
Si yo considero hasta hoy el beneficio que ha prestado mi espacio al edificio -sólo desde que yo soy propietario- este suma un total de 27 meses. 27 meses en que no he recibido nada a cambio del uso de esos espacios no señalados en la escritura de compraventa.
Es por ello que, aparte del juicio ya incubado por mi abogado, se estudiará una nueva acción legal que permita sacar de la BODEGA (MI UNIDAD, MI PROPIEDAD) y la bodega vecina, la 154, cañerías que sólo me usurpan espacios y me dañan mercaderías; esto en caso de que, una vez más, quienes conducen a la comunidad no entiendan que si desean solucionar por la buena los problemas deben actuar con apego a la ley y respeto a la propiedad privada. O al menos al diálogo o entendimiento.
José G. Martínez Fernández.
Diciembre de 2006.
NOTA: Esta carta tampoco fue impresa. Se incluye, por lo tanto, en este libro, por primera vez.
POEMAS CONTRA UN ACTO INFAME Y SUS ENCUBRIDORES
ESTIÉRCOL SOBRE LA BELLEZA
Sobre la piel hermosa
sobre la inteligencia
dibujada en páginas claras
sobre luces nuevas
sobre impecables libros
cayó la mierda
caca
de Eduardo Sepúlveda Pinilla
caca
de Gastón Salinas Moscoso
caca
de Alex Barrientos
menstruaciones
de Herminia Escaida Vergara
menstruaciones
de María Calderón Bozzo
caca de odiosos individuos
sangre de hembras mentirosas
toda la sabiduría y belleza manchada
el mundo fue entonces silencioso
para cobardes
ratas de conserjería
y serviles ratones
de carnicerías hediondas.
Pero la inteligencia vive
más allá de esta leve muerte
como flores de belleza.
FECAS MALDITAS
En los días oscuros
las fecas
eran aún más oscuras.
Las fecas sucias
de los culos
de Herminia Escaida
de Gastón Salinas
de Eduardo Sepúlveda
de Alex Barrientos
de María Calderón
se recreaban en la pieles
de cartones y papeles hermosos.
Olores a ratas podridas
en parte de la cultura
en parte de la literatura.
La cultura greco-latina
asesinada por culos fascistas
por váginas fachas.
El mundo llora por las palabras rotas.
Se mata un libro se mata un alma.
Se asesinaron cientos de libros.
Miles de ojos cerrados por la maldad.
Días de enero de 2006,
días pintados de negro.
Millones de palabras bellas
asesinadas
por culos
por mierda
asesina
que mata el corazón del hombre sensible.
Millones de palabras
huían
se iban bajo fusiles de caca y de sangre.
EL JUEZ JEREZ SE LAVA LAS MANOS
Como el cancerbero
como el renacuajo
desde su oficina perfumada
Héctor Jerez Miranda
le toma la medida a su complacencia.
No lee, no mira.
Escucha a Adán Mella.
Le duele el testículo podrido.
Odia la belleza de la palabra literaria.
Sólo atesora Códigos ilegibles y añejos.
Se preguntará si el mundo necesita libros.
Se lava los cocos con Chanel.
Y dictando una injusticia feroz
se va a dormir a su casa, tranquilo,
como una vaca que se tiende en el lodazal.
LOS GUSANOS HARÁN JUSTICIA
Serán
Bryce Echenique
Orrego Vicuña
Armando Roa Vial
Francisco Véjar
y decenas más
quienes festejarán
a los gusanos.
Usted señor Jerez Miranda
sufrirá el castigo del gusano.
El gusano le roerá
el culo y la nariz.
El gusano infeliz
sin querer
justicia hará.
Su injusticia juez
caerá en sus vómitos de sangre.
Usted
como todo animal
se recagará en millones de gusanos.
Ah, gusanos
que en su ombligo reirán.
Y en sus testículos
cegados e inútiles
los gusanos bailarán.
Señor Juez
Jerez Miranda
los gusanos serán el verdugo
del injusto.
Sin saber de letras
los gusanos
vengarán
la belleza
la poesía
la entera palabra.
Ah,
los gusanos bailarán
en sus labios que besan
en su culo
en su nariz
en su conciencia ya agusanada.
¿CÓMO MUERE LA CONCIENCIA?
De alguna manera este mundo
es bueno.
Hay justicia en algunas partes.
En algunas partes te abren la puerta
la dignidad de la verdad
que es flor
hermosa razón de ser de la conciencia.
No. Ella no muere.
En alguna parte, en otro país,
sí, hay justicia.
FASCISTOIDES DEL LIBRO
Señores fascitoides de Chile
ANOTEN
La barbarie aún reina en este flaco país.
Señores fascistoides
siéntanse como moscardones en sus ciénagas.
En Cumming 1355
Santiago de Chile
cientos de libros
hundidos en el agua fueron
en el agua del estiércol...
¿humano?
Señores fascistoides de Chile
sepan, para su gusto,
que nada quiso aclararse.
Que destrozar la belleza
que destrozar la inteligencia
felices los hace a ustedes.
Ríanse.
Aún hay jueces que dichosos
se masturban
al ver tales destrozos.
Señores fascistoides
en Cumming 1355
hasta los perros
bramaban de rabia
al ver el agua mierdal
que ustedes
felices
a la boca se meterían.
VUESTRA JUSTICIA, HÉCTOR JEREZ MIRANDA
Yo soy dichoso porque puedo acusar al injusto
porque tengo como arma mi palabra y mi arma no mata,
mi arma dispara a uno o diez, pero resucita a los indiferentes
y les da más corazón a los valientes.
Malditos son los asesinos, los pedófilos, los jueces injustos,
y las perras que matan a sus hijos en su chal de luz...
Yo soy dichoso de abrir mi palabra como una rosa de fuego
que ataca directa en los lugares en que la basura hace fiesta.
Yo soy feliz de ser amigo de nobles.
De poetas nobles.
De nobles periodistas.
De abrir con la palabra la puerta del hierro y del odio.
De partir hacia espacios que no alcanza mi cuerpo.
Me sé escuchado en Ángol e Iquique, en La Serena, en Talca y en Valdivia,
en Arica, en Antofagasta, en Rancagua, en Temuco y en Llanquihue.
Sé que estas palabras van a Suecia, México, Argentina y España.
Y en tantos, tantos otros lugares, distantes y próximos.
Por ello dichoso soy y muy...
Porque si yo les digo
maricones de la justicia
sé lo que ello representa.
Sé que mis palabras tienen ecos en papel y en la www.
En la conciencia de los hombres y mujeres
dignos y justos.
Que la verdadera justicia me libera
porque mi palabra no la vais a meter entre cuatro paredes.
Y si la juzgáis es porque sois el cobarde que sois.
Porque no tengo miedo.
Porque se me secuestró en dictadura.
Se me allanó
Se me insultó.
Se me robó.
Se rompieron documentos de denuncia.
Y vuestra justicia curca calló.
Así es que Ud.
Héctor Jerez Miranda
sabe cuál es mi posición
frente a un juez injusto
frente a un ciego
frente a un sordo.
Soy el hombre libre que siempre he sido.
Mi palabra me lo dicta.
AQUÍ LES VIENE LA RABIA A DECIR
Aquí les vengo a mostrar el olor a mierda
del agua.
Mierda que descendió de los departamentos
de Gastón Salinas, de Eduardo Sepúlveda Pinilla,
de Herminia Escaida, de Alex Barrientos,
de María Calderón Bozzo.
Es vuestra mierda putrefacta.
Vuestros culos son los culpables.
Vuestros culos derramaron el odio
contra la belleza de los libros...
Vuestra mierda quedó allí
y el idiota Luis Valenzuela
se tapaba la nariz mientras decía:
No hay mal olor.
Y lo putrefacto lo invadía todo.
Como la sarna.
Culos feos de viejas y viejos horrorosos
como su conciencia.
Seguramente sonreía el Sakarach del edificio,
marturbándose viendo niños semidesnudos.
.
Y el cerdo Luis Carrasco,
con su panza llena de dinero de los comuneros
sonreía
como Mefistóles...
Oh, cómo insulto a Mefistóles.
El diablo sería más bello que el cerdo Carrasco.
Todos unidos en sus meadas y cagadas,
todos reunidos en la gran mentira
que el juez Héctor Jerez se comió entera,
como se come a la justicia,
como se mete al culo la justicia.
Oh, malditos engendros del odio
en este mundo hay justicia.
La biología, maestra insigne,
roerá vuestros cuerpos viejos
y en el delirio recordarán este crimen.
Y muertos ya
gusanos le filtrarán ojos y culos,
váginas y testículos.
Y los ratones gozarán vuestros feos cuerpos,
tan feos como hoy.
Gusanos y ratas
harán prevalecer el hecho que la palabra no muere,
que los libros hacinados como rosas rotas
son mejores que ustedes...
IMÁGENES DE LA MALDAD Y DEL ODIO
BREVE HISTORIA DE UNA INFAMIA
1.-
El ex mayordomo del Edificio Parque de los Reyes II, situado en Cumming 1355, me decía que mi demanda por justicia estaba destinada al fracaso. En su lenguaje soez y torpe señalaba que los jueces y actuarios se vendían y que mi abogado no era de buena calidad. Luis Carrasco hacía mofa del éxito que ellos tendrían en el Tercer Juzgado de Policía Local de Santiago, tras la querella que yo había interpuesto para lograr, al menos, el mínimo de justicia. Justicia que buscaba tras el enorme daño que una avería en tuberías de aguas le había causado a mis especies ubicadas en la bodega 153 del señalado edificio. El hecho es que la mercadería no era ropa, ni muebles; sino algo más preciado por los hombres cultos. Eran libros. Libros nuevos sobre Darwin, sobre Colón, libros sobre otros personajes, libros sobre los Incas, sobre los Aztecas, libros de mitologías para niños, libros de Bryce Echenique y de otros autores. Habían también libros de mi autoría: Cientos de ejemplares de la antología “Cinco grandes cuentos latinoamericanos”, publicado tres años antes y decenas de otros ejemplares de mis libros publicados muchos años antes. Libros que la imbecilidad y torpeza de los encargados de solucionar el problema en ese entonces -Gastón Salinas y el mayordomo Luis Valenzuela y una anciana que las oficiaba de presidenta- habían causado debido a su tardanza en arreglar la avería.
Tras esos sucesos simplemente guardaron silencio al igual que los mafiosos.
Sólo pude comprobar todo el desastre cuando fui a la bodega a retirar algunos libros a comienzos de febrero de 2006, en medio del proceso médico a que se me sometía.
Minutos después de enterarme en el mismo edificio de los hechos, Valenzuela, cual imbécil, me había dicho que el daño era poco. Para un ignorante eso es poco. Me recordó al fascismo pinochetero, ese que aniquilaba libros.
Valenzuela tenía el espíritu cavernario de los cobardes que ocultan la mano
responsable del daño. Y esto ocurría sólo pasado un mes después que yo le cancelara los
gastos comunes.
Salinas le marcaba el paso a Valenzuela.
Ellos, más la anciana y otros “pelagatos”, callaban el daño y se refugiaban en sus departamentos o en sus oficios de "laburadores" a sueldo.
Ya antes, en ese mismo edificio, dos carros de Supermercado que el entonces
mayordomo del edificio, Solorza, me había pedido dejar para uso de la Comunidad, habían sido destrozados por sujetos anónimos, bandidos y ratones, sin ningún sentido del respeto por la utilidad de las cosas.
Salinas me prometió al comienzo solucionar el problema por las buenas, pero luego retrocedió, mientras yo ya había denunciado los hechos en la Comisaría de Carabineros correspondiente al sector y en el Tercer Juzgado de Policía Local de Santiago.
Ante esos hechos decidí seguir adelante con la denuncia interpuesta en el
Juzgado señalado.
2.-
Era mediados de febrero de 2006 cuando puse la denuncia.
Casi un mes después tuve que hospitalizarme en El Salvador para ser operado de un cáncer a la próstata.
Mientras estuve en el hospital pensaba cuándo llegaría la citación para declarar en el juzgado, lo que me preocupaba por mi estado de salud.
Pero, para mi suerte, recién se me citó a declarar en junio. Estaba ya bastante repuesto de la operación.
Allí conocí al actuario Adán Mella. Él estaría a cargo de mi caso. Es decir él sería el puente entre mi denuncia, la contraparte y el Juez.
Una vez que hubo redactado lo que declaré me hizo leer y firmar.
Era increíble la cantidad de errores ortográficos que en el escrito habían.
Pero ¡qué me podía importar ello si mi afán era buscar justicia y no otra cosa!
No se me pasó por la mente saber si él o el Juez conocerían el valor de la obra de Bryce Echenique y de los restantes autores.
Por esos mismos días me llamó Eduardo Sepúlveda Pinilla -administrador del edificio- para conversar sobre el problema. Nos pusimos de acuerdo para encontrarnos el sábado que estaba próximo: para que él viera el estado de la bodega y los libros allí existentes.
Sepúlveda no apareció. De eso dejé constancia en el libro de la portería del
edificio.
3.-
En octubre interpuse una querella infraccional, patrocinada por un abogado, en el mismo tribunal. Ese mismo mes se citó a mis tres testigos. Apareció un abogado de la parte contraria quien presentó una contrademanda llena de mentiras e infundios. Entre otras estupideces dijo que el arreglo de la tubería correspondía al propietario de la unidad (bodega). Es decir: a mí. Una bodega que no tiene lavadero, baño, ni nada que necesite agua. En este punto el tribunal fue justo: vio las cosas de la misma manera tal cual son.
Mi abogado respondió prontamente a la contrademanda y la nueva citación fue
para mitad de diciembre.
4.-
Nosotros habíamos solicitado al tribunal que concurriera a la bodega para advertir que nuestra denuncia era veraz; pero el tribunal se desatendió de ello.
También presentamos un set de fotos que hablaban de los montones de libros
dañados y de las paredes malogradas de la bodega.
El Juez dice, despectivamente, que sólo pudo ver con claridad un libro de Física. ¿Y no vio los ejemplares de los libros que llevamos a su tribunal? ¿Y por qué no ordenó una visita ocular a la bodega para comprobar la existencia de los centenares de libros dañados?
Dos de los tres testigos habían conocido los hechos en su momento. Y eso
declararon.
5.-
Es allí donde los hechos se vuelven turbios. Ya que aparte de no considerarse
fotos, ni dichos de testigos, ni haberse enviado a verificar los hechos, sucede -como dije- que el actuario Adán Mella dialogó largamente -y solo- con el abogado de la contraparte cuando mis testigos, mi abogado y yo nos íbamos.
Ante estos insólitos hecho escribí la siguiente carta abierta -y por ende
pública- al Juez de dicho Juzgado, la que recién ahora se hace pública.
J. M. F.
CARTA ABIERTA A UN JUEZ
Sr. Héctor Jerez Miranda.
Juez del Tercer Juzgado de Policía Local de Santiago.
El ex presidente Aylwin dijo que la justicia exige:
"la firme voluntad del magistrado de descubrir a toda costa la verdad y
de ser justo, protegiéndose con recia coraza de toda clase de influencias y presiones,
aun las de sus propios prejuicios y visiones globales sobre la sociedad y el diario acontecer" y ello "Para no hacer justicia de escritorio" el magistrado debe compenetrarse de la realidad del mundo contemporáneo, y, muy especialmente, del que viven las personas que a él recurren".
Aquello de "no hacer justicia de escritorio", Ud. no lo consideró.
1.-
Me ha sorprendido su resolución. Por un lado me encuentra la razón cuando yo
digo que la responsabilidad del mantenimiento de las tuberías que pasan por sobre mi
bodega 153 es del Condominio, pero no me encuentra la razón cuando pido que se me
paguen los daños por los perjuicios ocasionados precisamente por esas tuberías: Daño
estructural, pérdida de libros y no poder hacer uso de la misma durante muy largo tiempo (un año y medio).
Yo no entiendo esa manera de hacer justicia.
Yo pedí que fuera Ud. a ver el desastre de la bodega o en su defecto pidiera un
perito y Ud. no lo hizo. En eso fue negligente e injusto.
Mi conciencia está tranquila. Yo no mentí en ningún punto de mi denuncia.
Yo estoy dispuesto a someterme a un detector de mentiras. Que la Sra. Escaida, el Sr. Sepúlveda, el Sr. Luis Valenzuela y el Sr. Gastón Salinas hagan lo mismo.
Con tantas infamias, ¿es posible que la Sra. Escaida, el Sr. Salinas y el Sr.
Valenzuela mantengan los trabajos que tienen y en el cual debiera exigérseles un mínimo de respeto por la verdad?
Los escritos de la contraparte están llenos de difamaciones, en especial los de la Sra. Escaida. Repite tantas mentiras que sería digna de ser analizada por un siquiatra.
Yo le propongo, a quien quiera, que la Sra. Escaida sea sometida a un INFORME SIQUIÁTRICO, para que advierta que ella ha mentido en sus declaraciones.
2.-
El día del comparendo, comienzos de diciembre, Sr. Héctor Jerez, aparecieron mi abogado, mis tres testigos y el abogado de la contraparte, Sr. Eduardo Jerez, y resulta que sólo se nos atendió dos horas después y PARA SUSPENDER EL COMPARENDO, lo que logró el Sr. Eduardo Jerez pidiéndoselo al actuario de mi causa, Sr. Adán Mella. En ese lapso de tiempo Ud. y el actuario, Sr. Mella, habían estado reunidos sin importarles que la citación era para ese día y a una hora determinada.
Por ese hecho tuvimos que ponernos de acuerdo para que la citación fuera para otro día. Así ocurrió, Sr. Jerez. Ese día aparecieron mi abogado y mis tres testigos, y por la parte contraria sólo su abogado, el Sr. Jerez.
Una vez que hubo terminado el comparendo el abogado Jerez se quedó conversando largamente con el actuario Mella.
Un hecho, para mí, irregular y extraño.
3.-
La Sra. Escaida ha de padecer, ya lo dije, una patología mental.
De otra manera no se explica que haya mentido tantas veces en su declaración.
Y si ella se declara sana, que arriesgue a pasar por el detector de mentiras, aunque no creo que una sicópata se atreva a hacer eso. Podrían verificarse todas sus mentiras.
"Se intento (sin acento) contactar por parte del condominio ya individualizado al Sr. Martínez telefónicamente en dos ocasiones sin resultado positivo", dice.
Esa mentira la repite otras veces en el texto plagado de errores ortográficos.
La patología mental de Herminia Escaida es mayor aún cuando señala:
"Con posterioridad se intenta nuevamente contactar al Sr. Martínez con resultado positivo y en donde se le informa lo sucedido, indicándole el presupuesto de la reparación, ante lo cual se niega a pagar dicha cifra..."
Sólo en una mente enferma puede estar eso, ya que jamás se comunicaron
conmigo.
Por esos días yo estaba siendo sometido a varios exámenes a la próstata ante el
temor del urólogo que yo tuviera cáncer, lo que luego se comprobó.
Yo reitero mi oferta, Sr. Jerez., que paso por el detector de mentiras, que Herminia Escaida haga lo mismo o se someta a un siquiatra, para que pueda detectar cuántas mentiras proceden de una mente enferma.
En otra parte del escrito señala: "como podía enterarse algún encargado del
condominio de tales desperfectos si estos ocurrían al interior de una propiedad privada que permanecía cerrada".
Miente la Sra. Escaida.
El Sr. Solorza, anterior mayordomo del edificio, meses antes, advirtió igual defecto y actuó con prontitud: en el mismo día que empezó el problema me llamó a mi departamento porque estaba filtrándose aguas en la misma bodega. Concurrí y todo arreglado.
Además el hecho de decir que se me llamó por teléfono se contradice con la versión señalada por el conserje Luis Valenzuela y el directivo Gastón Salinas, quienes señalan que no podían ubicarme por no tener mi teléfono.
¡Qué vergüenza, Sr. Héctor Jérez! ¡Qué vergüenza su incapacidad de no advertir esta simple contradicción!
Además: ¡Qué vergüenza no saber interpretar las palabras de la misma Sra. Escaida que dice: “estos hechos ocurrían al interior de una propiedad privada”.
Si, como bien dice ella, mi bodega es UNA PROPIEDAD PRIVADA, ¿con qué derecho ocupan bastante espacio de ella con las tuberías que sirven a las otras propiedades?
¿NO FUE CAPAZ USTED DE ADVERTIR ESTO?
4.-
Ud. señala en el punto 9 de su veredicto que hay:
"un plazo no mayor de cinco días para solucionar las reparaciones que, por
su naturaleza afecten al uso de los servicios o la seguridad".
La reparación, dicho en el mismo escrito, se hizo después de esos cinco días.
El trabajo que hizo en la cañería HIDROBAR S.A., Sr. Juez, no cuesta más de $ 80.000. Es decir el mayordomo Valenzuela, el Sr. Salinas, y otros son responsables de ese sobrepago que alcanzó la suma de $ 235.620. Un costo, a todas luces, ALTÍSIMO.
Muchos arreglos que se efectuaban en ese edificio por empresas estaban
sobrevalorados.
Ud. señala en el punto 20 de su veredicto, respecto a un presupuesto presentado por mí, lo siguiente:
"si bien existe un presupuesto por $ 165.000 a fojas 71, puede verse que dicho
documento ni siquiera está firmado, y se refiere a la reparación general de la bodega
que, además de la cerradura y puerta, incluye también las paredes de la misma y la
pintura de éstas, sin haberse desglosado las cantidades correspondientes..."
Ud. habla del desglose de esos gastos, pero con la factura de HIDROBAR S.A. no hizo lo mismo, es decir: no pidió el desglose de los costos. Además ¿qué costaba señalar que la empresa que me hizo el presupuesto estaba sin firma? Ese olvido se hubiese solucionado rápidamente, pero Ud. Señor Juez no lo hizo.
Además la factura no habla de la reparación de toda la bodega, como Ud.
señala, y el precio era 40% más barato de lo que HIDROBAR S.A. cobró por la reparación de un trabajo MUY MENOR.
¿No le parece MUY RARO todo esto?
5.-
En el punto 19 de su resolución señala:
"debe tenerse presente que la citada bodega no puede ser utilizada para
efectos comerciales, lo que claramente ocurre en este caso, ya que se usa para guardar
bienes en forma previa a su venta en una librería, por lo que debe ser considerado también un acto mercantil"
La bodega es un sitio de paso de los libros. Ese espacio se usa para guardar e ir sacando los libros que van vendiéndose, los mismos que yo perdí de vender por la dejadez de Salinas, Valenzuela y otros y de los que no recuperé un peso porque esta demanda fue a parar a las manos de un Juez injusto y, al parecer, enemigo de los libros. Esos libros, Sr. Juez, iban a servir a cientos de niños y jóvenes que los necesitan y que yo comercializo a precios razonables.
¿Sabe Ud. que entre ellos había un libro de Derecho Internacional de Francisco Orrego Vicuña, un gran abogado? Uno de esos ejemplares dañados por la inundación junto a otros libros afectados fueron entregados en su Juzgado como muestra de todos los libros dañados, y aún así Ud. habla que sólo se alcanza a visualizar un libro de Física? ¿No vio Ud. los libros dañados dejados en manos del actuario Adán Mella Salinas? Además se dañaron ejemplares de una antología de Alfredo Bryce Echenique, un gran autor latinoamericano.
¿Sabe Ud. que esos libros ya no se editan por su alto costo de impresión?
Bajo su óptica los estacionamientos del edificio no servirían para los taxis
y en ese edificio hay personas que tienen taxis y es justo que allí los guarden, y luego los saquen para hacer el "acto mercantil" de llevar pasajeros, según su pobre visión del hecho.
Ud. no fue al asunto de fondo de mi demanda. Ud. se enredó en minucias que
lo llevaron a confundirse y a dictar un fallo ridículo e insostenible.
Yo reclamaba el daño estructural de la bodega causado por una filtración
enorme de agua y reclamaba por la pérdida de centenares de libros y por no haber podido hacer uso de dicha bodega. Eso Ud. lo ha obviado y con ello me ha DENEGADO JUSTICIA.
Cualquier perito que recurra AÚN a la bodega podrá señalar que la inundación se produjo en la fecha señalada en mi demanda y que los libros dañados lo son producto de la inundación de esa fecha Y NO OTRA como Ud. insinúa en su ridículo veredicto.
Y esto es posible porque AÚN mantengo la bodega tal cual quedó tras la inundación.
Ud., Sr. Jerez, DENEGÓ JUSTICIA y en ello compartió el juicio de su tocayo Jerez, abogado de la parte contraria.
Lo único que hizo fue aplicar una multa de 3 UTM. al condominio, pero no se dictaminó reparar la bodega y reponer los libros dañados, ya que si el Administrador
Sepúlveda consideraba exagerado el dinero pedido por los libros, entonces que los hubiese repuesto. Lo que Sepúlveda hubiera tenido que pagar a las librerías hubiese sido mucho mayor, aparte que hay cerca de diez títulos inexistentes en el mercado. El interés no era el lucro, sino la recuperación de parte de lo perdido.
Y le reitero un antecedente: en la bodega habían libros de mi autoría, libros de poesía, una antología de cuentos latinoamericanos y otros.
¿Acto mercantil? Mis libros también fueron destruidos por acción del agua que inundó la bodega.
Su argumento linda en lo cavernario y miserable.
No puede Ud. acusar a un escritor de hacer acto mercantil con sus libros por el solo hecho de tenerlos en bodega.
6.-
LAS BODEGAS SÓLO SE PODÍAN VER POR FUERA
En el punto V de su veredicto se señala que declara Sergio Gastón Salinas
Moscoso, (de quien sólo se indica su actividad de empleado y no se especifica dónde
trabaja, aunque yo lo sé). Veamos cómo la moral de Salinas es inexistente en su
declaración. Dice:
"al momento de los hechos el mayordomo Luis Valenzuela, uno de los
trabajadores, Cristóbal Osorio informaron a la Presidenta del Comité de entonces, doña
María Calderón Bozzo, y con su autorización el mayordomo abrió la puerta, una vez que se agotaron los esfuerzos por ubicar a su dueño. Además expresa que el Sr. Martínez al comprar las bodegas tomó conocimiento del riesgo que corría al tener en el techo de ellas matrices que surten de agua y evacúan las servidas".
Hay dos mentiras en la declaración de Salinas.
1.- La primera es la misma a que recurre Herminia Escaida: los esfuerzos
agotados por ubicarme. Si Valenzuela tenía mi teléfono, si aparezco en la guía telefónica: ¿cómo no me iban a ubicar?
2.- La segunda es más vergonzosa aún.
Cuando yo me contacté con HABITACOOP EN QUIEBRA se me entregó el listado de las más de cien bodegas que la quiebra remataba, pero jamás se me acompañó a verlas, y de ello puede dar prueba la Sra. Erna Miranda, ex trabajadora de la misma.
Recurrí solo al mayordomo de la época Sr. Federico Guzmán. Éste me
contactó con un trabajador, compañero de Osorio, quien, sin mucha voluntad, me mostró parte de las bodegas señalándome que sólo podía mostrármelas por fuera porque estaban ocupadas.
Ocupación ilegal de la que hablo en el párrafo siguiente. Y por el hecho de estar ocupadas, él no tenía llaves para mostrarlas, y jamás me dijo que pasaran tuberías por algunas de ellas.
Yo necesitaba esas bodegas para guardar libros y diversas especies de
artículos, para evitar seguir pagando el arriendo de locales-bodegas en el Persa Bulnes,
hecho que cumplí bastante bien como puede dar cuenta la gente que me arrendó esos
locales-bodegas.
Es decir: toda mi intención fue hacerme de bodegas que sirvieran a mi
objetivo.
La única visión que tuve de ellas fue exterior. Por lo tanto Salinas
miente.
Y esas bodegas, Sr. Juez, sólo las pude ocupar CUATRO MESES después
de comprarlas porque SEGUÍAN OCUPADAS, y el administrador era... el Sr. Sepúlveda.
7.-
En el punto 22 Escaida señala:
"no ha pagado los gastos comunes desde enero de 2006".
Ya señalé que esta señora miente y que es digna de atención siquiátrica.
El Sr. Luis Valenzuela percibió mis pagos. Que mi dinero, al igual que el de otros comuneros, se haya perdido ya es problema de ellos. Yo pagué por adelantado en enero de 2006, ante el riesgo de hospitalizarme en caso de una operación (como ocurrió) antes de la inundación. Si hubiese sido adivino de lo que iba a ocurrir, no pago. Pero, aparte de los daños estructurales y la enorme pérdida de libros, y de lo recién indicado, veamos lo que me debe el edificio:
Las primeras seis bodegas que compré a HABITACOOP EN QUIEBRA el
condominio me las entregó sólo cuatro meses después. Si consideramos un arriendo
promedio de $ 20.000 cada una, las seis suman $ 120.000 mensuales. Multiplicado por 4 meses son $ 480.000. Luego la 154 la compré en enero de 2006 y la siguieron ocupando como taller la gente de la Administración hasta abril de ese año. Es una bodega grande. A $30.000 mensuales, por cuatro meses suman $ 120.000.
Es decir se me debe por ocupar mis bodegas SEISCIENTOS MIL PESOS,
más intereses y multas (según el lenguaje empleado por Escaida y otros).
Debo señalar que mientras la Administración ocupaba la bodega 154 con
elementos de trabajo para el uso en el edificio, hicieron tira parte de la separación que era de volcanita, quedando a la vista mi mercadería de la bodega 153, hecho por el que reclamé a Solorza, ya que se podrían producir perdidas en la mía. Él me dijo que los muchachos que trabajaban en el edificio eran honrados, que no tuviera cuidado.
Por esa razón yo compré la bodega 154: para proteger la 153.
En el intertanto, como lo hizo con otras bodegas, la Administración JAMÁS
pagó por su uso a HABITACOOP y tampoco a mí, como señalo arriba.
Las primeras seis bodegas compradas por mí siguieron ocupadas durante
cuatro meses. La 110 por el Sr. Arcos, la 147 por la Sra. Vargas, algunas por la administración y las restantes por personas que aún no he individualizado.
¿Y ellos dicen que yo les debo?
Repito: si hubiese que pagarme me deben, por uso de MIS bodegas,
SEISCIENTOS MIL PESOS más intereses y multas.
Y si yo que recurrí a su Juzgado era porque iba con la verdad de frente. Yo
estoy dispuesto a someterme a interrogatorio, a un detector de mentiras, a lo que sea, para comprobar que lo señalado por mí se atiene a la VERDAD.
Y lo mismo exigo que se haga con la Sra. Escaida, el Sr.Salinas, el Sr.
Sepúlveda, el Sr. Valenzuela, el Sr. Barrientos, la Sra. Calderón Bozzo.
8.-
Y hay aquí un punto muy importante a considerar. Por mis bodegas 153 y
154 y otras pasan tuberías y en las escrituras de mis bodegas inscritas en el C.B.R. de Santiago no se habla de servidumbre para ese uso y la evacuación de aguas.
Por lo tanto, el Condominio está haciendo uso ilícito de esas propiedades
con las tuberías no señaladas en las escrituras.
Por ese motivo, MÁS ADELANTE, veré la forma que el Condominio o me compre las bodegas que usan con el paso de tuberías o me pague por el uso de servidumbre, o simplemente, optaré por hacer sacar esos tubos que no pertenecen a ellas.
Esta situación, en caso de ser necesario, la llevaré a un Juzgado.
Claro que no al suyo. Frágil, irresponsable, injusto.
La llevaré a un Juzgado Civil de Santiago para realmente buscar que se me haga justicia.
9.-
Ud. Sr. Juez tendrá, en el futuro, que responderle a su propia conciencia.
No se puede ser tan injusto en una decisión.
Y si su conciencia no le dice nada ahora se lo dirá cuando esté viejo
y tirado en una cama, haciéndose sus necesidades, mientras alguien le limpia el traste.
En esta vida, Sr. Jerez, hay justicia y esa es la que da el paso del
tiempo y el vivir con un cargo de conciencia de haber cometido la barbaridad de haber dejado pasar una injusticia como si nada.
En las décadas próximas Ud. estará así. Entonces acuérdese de mí.
Y de la cantidad de hermosos y bellos libros que se estropearon sin que a Ud. le importara nada.
En la justicia de la naturaleza si que creo.
Yo tengo mi conciencia muy tranquila. ¿Y usted?
Mientras tanto seguiré peleando con mi palabra, que no mata, pero que
denuncia a los corruptos, vendidos y flojos.
JOSÉ G. MARTÍNEZ FERNÁNDEZ
Santiago de Chile.
Junio de 2007.
NOTA: El Secretario Abogado Titular del Juzgado se llama Daniel
Leighton Palma. ¿Tendrá algo que ver con aquel hombre honesto y bueno que fue don Bernardo Leighton Guzmán? Él no habría actuado como lo hizo el Juez Jerez. Bernardo Leigthon amaba la justicia.
MÁS DE CIENTO TREINTA MILLONES DE PESOS EN EL AIRE
POR USO DE BODEGAS DE HABITACOOP EN CUMMING 1355.
HABITACOOP, desde el momento en que se declaró su quiebra, diciembre de 2001, sin considerar los años anteriores, ha perdido más de CIENTO TREINTA MILLONES DE PESOS, por el uso indebido de más de un centenar de bodegas propiedad de la fallida: Para que lo sepa el Síndico, también le hago llegar esta denuncia a él. Uso que se hizo durante cinco años que fue el plazo en que, al fin, se vendieron la casi totalidad de ellas, la mayoría compradas por gente del edificio. El arriendo de esas bodegas fluctuaba entre los $10.000 y $30.000, es decir tenían un valor promedio de $ 20.000 por unidad al mes. Multipliquemos cien por 20.000. Son $ 2.000.000 mensuales. Ahora multipliquemos esa cantidad por los doce meses del año. Son $ 24.000.000 anuales. Ahora multipliquemos eso por cinco años. Son $ 120.000.000.
Es decir el Condominio le usurpó a HABITACOOP CIENTO VEINTE MILLONES DE PESOS en ese lapso de tiempo. Eso hasta hace un año. Luego las bodegas que quedaron sin vender seguían siendo usadas en forma ilegal.
¿Quién cobró esos arriendos?
El Sr. Sepúlveda y otros administradores deben responder.
Hace unos meses cuando le hice saber al mayordomo Luis Carrasco que algunas bodegas -propiedad de HABITACOOP- estaban aún ocupadas -; él me dijo que para qué me metía yo en eso. Es decir: había que hacer la vista gorda.
Ésta era la infame situación que se vivía en los períodos en que
Sepúlveda y otros administraban el condominio.
Todos los citados aquí deben mostrar los libros de ingresos para ver cuánta plata perdió HABITACOOP y cuánta plata de los gastos comunes de los propietarios no están claramente detalladas, y porqué se han sobrevalorado los arreglos entregados a gente ajena al edificio, al igual de porqué los pagos de los gastos comunes de mis bodegas, hechas a Luis Valenzuela, no aparecen.
Si sumamos los $ 120.000.000 evadidos por el condominio más el uso, en el último año, de las últimas bodegas propiedad de HABITACOOP el condominio le debería a la quiebra más de CIENTO TREINTA MILLONES DE PESOS.
¿Es eso moral?
JOSÉ G. MARTÍNEZ FERNÁNDEZ
Santiago de Chile.
Junio de 2007.
NOTA 1: Es mi esperanza que con la nueva directiva y el nuevo
mayordomo que ya están en funciones la situación se normalice para no llegar a nuevas instancias judiciales, civiles o penales, porque también hay delitos penales en ciertos hechos, que, por ahora, yo me guardo. Además esta denuncia se ampliará en diversos medios, toda vez aparece ahora este libro en Internet y luego en forma impresa, incluida en ellos las fotografías de los libros dañados y los documentos médicos.
Sin embargo es de mi interés que por la concordia y convivencia a que
los seres civilizados tenemos derecho -entre los nuevos directivos y yo no existan discrepancias- lo que obviamente no limita la acción de denuncia antes señalada, ya que ellos no son responsables de esta actitud que molesta a cualquier ser civilizado.
NOTA 2: Esta publicación se hace llegar a las dos Cortes de Justicia,
a diversos medios de comunicación escritos, virtuales y radiales y a miembros del parlamento y otros. Y en especial al mayor justiciero: el lector con sensibilidad y amor por los libros.
CARTA ABIERTA A LOS HABITANTES Y TRABAJADORES DEL CONDOMINIO PARQUE DE LOS REYES II, RICARDO CUMMING 1355, SANTIAGO OESTE.
Estimados señores:
El miércoles 08 de febrero llegué hasta el lugar citado para retirar algunos libros de las bodegas que allí poseo.
El encargado del edificio, Sr. Luis Valenzuela, me manifestó que había ocurrido -unas dos semanas antes- un problema en una de mis bodegas, la 153, debido a una filtración de tuberías que por ella pasa, y que al no ubicárseme se había procedido a romper los candados -lo que permite la Ley de Condominios- bajo su atenta mirada y la de testigos; pero en lo que no estoy de acuerdo es que se haya esperado tanto para procederse a abrir la bodega, toda vez que fueron varios días antes cuando se le había advertido de la filtración.
La excusa de que no se me ubicara fue que no existía mi fono en la administración del condominio, lo que resulta extraño, ya que allí se encontraban todos mis datos y cuando, en una ocasión anterior, ocurrió un evento similar, el encargado de entonces Sr. Solorza, me llamó y yo concurrí y se arreglaron las tuberías y mis especies no sufrieron daño alguno.
Ahora si el Sr. Valenzuela no podía ubicar mi fono en la administración, ¿Por qué no se contactó con la CTC? Allí mi número de teléfono no tiene restricción alguna para ser entregado a quien lo desee. ¿Por qué no revisó la guía telefónica donde también aparezco?; ¿Por qué no preguntó en Habitacoop que fue quien me vendió las bodegas?; ¿Por qué no se recurrió a Carabineros para que indagaran mi fono, ya que en casos extremos se puede hacer ello?
Esto señala que no hubo afán de una solución adecuada.
Además cuando me informó de la noticia me dijo que el daño era a lo más de un 1%. Ingresado a la bodega pude comprobar que el daño era de más del 20%, y que además las divisiones exteriores de la pared se gastaron por efecto del agua, y que se dañó el sector del interruptor, el que permanece aún así.
Cuando le pedí que fuera a ver lo que había sucedido no lo hizo.
Cuando le manifesté que recurriría al Juzgado de Policía Local me indicó que lo hiciera, que él sabría defenderse.
Una de sus apuestas sería que él no ubicaba mi teléfono (ya expliqué las diversas y simples formas de obtenerlo).
Otra de sus opciones era decir que yo había comprado una bodega que era atravesada por tuberías. Ya he explicado el desconocimiento que de ello tenía, debido a que las bodegas estaban ocupadas.
Además sorprende que esas tuberías hayan sufrido problemas dos veces con tan poco tiempo de diferencia. Mis preguntas son, entonces, cuatro: ¿De qué calidad es la empresa (o empresas) a quién (es) encargaron los arreglos?; ¿Cuánto se le (s) canceló?; ¿Dónde están las dos facturas de esos pagos?; ¿Dónde están las dos garantías? Y si las inundaciones son causa de presiones de agua de ciertos departamentos, hago una quinta y sexta preguntas: ¿Por qué no se va a una solución mayor y no a éstas de parche?, ¿Por
qué no se revisa los departamentos que causan dichos daños?
Las pérdidas ocasionadas han significado para mí, a lo menos, unos $500.000 (QUINIENTOS MIL PESOS), lo que -dado mis irregulares ingresos- es bastante.
El Sr. Valenzuela renunció o fue sacado de la administración sólo dos días después de enterarme yo del problema de mi bodega, pero él era funcionario de la comunidad, por lo que obviamente son los representantes de esa comunidad quienes deberán responder por los daños ocasionados.
Ya puse constancia en Carabineros (Tercera Comisaría) y luego hice la denuncia en el Tercer Juzgado de Policía Local de Santiago, relatando en ambos casos lo sucedido por negligencia del Sr. Valenzuela y de los miembros del comité de administración, en que cité al Sr. Gastón Salinas.
Además recurriré al Servicio de Impuestos Internos, solicitando que se muestren las facturas emitidas por los dos trabajos en las tuberías.
En ese punto deberá tener importancia lo que diga el Sr. Gastón Salinas. Este señor no se ha contactado conmigo, aunque él -como miembro del comité de administración- supo de los problemas presentados en mi bodega desde un principio, al igual que Valenzuela.
El nombre del Sr. Salinas es el que he puesto yo en mis denuncias y el que llevaré a Impuestos Internos para que se le pidan las facturas por los arreglos de las tuberías.
No voy a descansar en mi lucha por obtener justicia frente a esta infamia que habla de indiferencia, irresponsabilidad y maldad de quienes tenían que resolver a tiempo el problema evitándome las pérdidas señaladas.
Y una última y decidora cosa:
Después de ocurrido el evento de la inundación, ni el Sr. Valenzuela ni el Sr. Salinas hicieron ningún otro intento de ubicarme, lo que significó que mayor cantidad de libros NUEVOS se malograran al seguir absorbiendo el agua que allí había.
La filtración debió haber comenzado poco antes del 20 de enero, se abrió la bodega poco después de esa fecha. Y ni antes ni durante el evento, como lo señalé arriba, se trató de ubicarme.
Si no hubiese ido al edificio el día 08 de febrero aún no sabría nada del hecho, lo que indica, claramente, que hubo intención de ocultar lo sucedido.
Peor aún: Ni siquiera se fue a Carabineros -como correspondía en este caso- a dejar constancia que por filtración de tuberías de la bodega 153, se había descerrajado la puerta -lo que está permitido por la Ley de Condominios-, ante la no ubicación del propietario de la bodega. (Lo que, reitero, es totalmente falso, ya que nunca se me intentó ubicar).
Por ello he sido yo quien ahora, reitero, ha dejado constancia en la Tercera Comisaría sobre estos hechos.
Saludo respetuosamente a la comunidad y trabajadores de Parque de los Reyes II y agradezco la atención dispensada a esta denuncia.
José Gonzalo Martínez Fernández.
Rut 5.110.040-9
Carlos Dittborn 0500, Block 55, Depto. 209. Ñuñoa.
Teléfono: 2381594.
Stgo. 20 de febrero de 2006.
(SE IMPRIMIERON 500 -QUINIENTAS- COPIAS)
NOTA: Este texto ha tenido pequeñas modificaciones. Dedo señalar, además, que nunca fue a Impuestos Internos, debido a que por mi enfermedad debí dedicar el tiempo a exámenes, biopsias prostáticas y a la operación en el Hospital del Salvador y a mi posterior convalecencia.
El texto, sin modificaciones, circuló entre algunos habitantes de esa comunidad días después de su publicación.
Cuando hice esta carta abierta olvidé la servidumbre que en algunas de mis bodegas usaba -y usa- el condominio SIN PAGARME NI UN PESO por ellas, ya que dicha
servidumbre no está señalada en las escrituras. Y las escrituras son un instrumento legal judicialmente más válido que un reglamento interno.
Santiago, agosto de 2006.
A LOS HABITANTES DEL CONDOMINIO PARQUE DE LOS REYES II SOBRE EL MANEJO IRRESPONSABLE Y DELICTUAL DE UNA SITUACIÓN
La carta abierta publicada con anterioridad fue entregada a unos treinta vecinos
del edificio en referencia. Unas pocas más fueron a otras personas. La mayoría quedó en mi poder debido a que el Sr. Gastón Salinas me solicitó que no las siguiera repartiendo debido -me dijo- a que ello producía conflictos entre miembros de la comunidad que no se entendían, razones que han sido motivos de constantes salidas de mayordomos, trabajadores y guardias que han llevado sus casos hasta los Tribunales del Trabajo.
Salinas decía que me iba a solucionar el problema: arreglo de paredes e indemnización por la pérdida causada. Eso en el mismo mes de febrero. Por ello paré la circulación de la carta y pensaba renunciar a mi denuncia en el Tercer Juzgado de Policía Local cuando se me citara a declarar.
Sin embargo días más tarde Salinas me propuso arreglar sólo las paredes, lo que no acepté y fue entonces cuando decidí seguir denunciando este hecho a través de escritos y de todas las instancias legales que me favorecen, ya que tengo todas las pruebas que incriminan a la comunidad por la falta de mantención adecuada de las tuberías que dañaron mis bienes.
Además Salinas me mostró sólo una de las facturas de los arreglos de las tuberías y por un valor que cuadriplica el costo real. La anterior, su costo, ¿dónde está?
No pude hacer el resto de las denuncias en forma rápida puesto que fui operado
en marzo. Cuando meses después me recuperé, advertí que en la Administración y dirigencia de la comunidad habían nuevos nombres, ya no estaban Salinas ni María Eugenia Calderón Bozzo ni Alex Barrientos, quienes participaban con él en la directiva.
Revisando la bodega afectada con más calma pude advertir que -además de los
cientos de libros nuevos dañados por el agua- faltaban otros tantos que, por no pensar mal, creo que se tiraron a la basura, porque de seguro estaban en peor estado y lo mejor era deshacerse de ellos. Eso lo tiene que saber Alex Barrientos quien, en caso de pasar este caso a otra demanda, podría enfrentar un juicio criminal, ya que no dio cuenta a Carabineros de la invasión que perpetró y de cómo desaparecieron libros de la bodega. En igual situación está el Sr. Salinas y la Sra. Calderón Bozzo.
El hecho de no querer que me arreglen la bodega es para demostrar ante los
tribunales el mal estado en que quedaron los libros: hinchados por la humedad, pisoteados y tirados en cualquier parte por quienes arreglaron las tuberías y por otros que allí penetraron. Aunque ya hay fotos de lo que allí sucedió, mantengo la bodega en el estado en que los violadores de ella la dejaron, ya que de no haber un arreglo en el Juzgado de Policía Local (al que ya fui citado a prestar declaración) recurriré a otras instancias legales.
Por este hecho no he podido hacer uso de la bodega durante seis meses, lo que
significa otra perdida, similar a lo que me sucedió cuando, tras comprar las bodegas, tuve que esperar cuatro meses para que me desocuparan las mismas.
Mientras más pasa el tiempo mayor es la perdida y yo no me detendré ante nada para denunciar este hecho y lograr una reparación mayor a la que en febrero estimaba, ya que además de los daños materiales señalados y el no poder usar la bodega por largo tiempo, se ha concebido un daño moral a mi persona y todo ello por irresponsabilidad de los ex-directivos y el ex-mayordomo del condominio, cuyos nombres, junto al de la nueva presidenta, Sra. Herminia Escaida Vergara, y el nuevo Administrador, Sr. Eduardo Sepúlveda Pinilla, han sido puestos en manos de un abogado para las acciones legales que procedan en el actual tribunal o en otro, en caso de no haber un entendimiento en el Juzgado en que radican actualmente los hechos.
Todos estos antecedentes han sido considerados porque aquí la responsabilidad es muy clara: falta de mantención de las tuberías que causó que el agua de departamentos filtrara en gran cantidad y dañara mi bodega y parte de los bienes que allí poseía. Las fotos que poseo y la bodega en su estado actual son la mayor prueba del daño causado y no reparado. Se suman a esos antecedentes -y esto es de la mayor gravedad- la intención maliciosa de tratar de ocultar los hechos al no informar a Carabineros de la irrupción en la bodega.
José G. Martínez Fernández.
NOTA: Esta segunda carta no fue publicada como era mi intención en la fecha señalada Por primera vez se incluye en este libro.
A LOS PROPIETARIOS Y ARRENDATARIOS DEL EDIFICIO
PARQUE DE LOS REYES II
Muchos de Uds. ya se han enterado de mi demanda contra el Condominio por el daño causado en la bodega 153 de mi propiedad.
Si llegué a esa instancia fue porque los directivos y la Administración del edificio no solucionaron a tiempo a un problema que es de su ABSOLUTA RESPONSABILIDAD, y al cual yo estuve llano para llegar a un acuerdo.
El defensor del edificio arguye que cada UNIDAD es responsable de reparar los daños que en esa UNIDAD se produzcan, y que, por lo tanto, yo debía reparar la cañería que atraviesa mi bodega, que fue la causante de la inundación y enorme daño de libros allí guardados.
Esto es lo más burdo que se pueda argüir, ya que dicha cañería conduce agua a departamentos y jardines, tal como lo establece la factura de la empresa que reparó la cañería y que está en el Juzgado en que cursé la querella, como hecho ya indesmentible.
Mi UNIDAD es una BODEGA que no tiene baño, lavadero, ducha, ni llave alguna, por lo que NO ES ABASTECIDA DE AGUA.
A mi UNIDAD le es totalmente inútil la existencia de esa cañería. Al igual que a la unidad vecina que hay allí. Al contrario: esos tubos le restan espacio a la bodega y le causan daño.
Es por ello que solicitaré -en una nueva instancia judicial, si los encargados del edificio
no resuelven de otra manera el problema- que se SAQUEN DE ALLÍ ESAS CAÑERÍAS.
En mi escritura no se señala que por la bodega 153 deban pasar esas CAÑERÍAS y si así fuera debiera resarcirme por el uso de servidumbre de mi propiedad.
Sucede que el hecho es de mucha gravedad, ya que toda propiedad que sea usada para beneficio o goce de otros, debe dársele al propietario pago por ello, al menos que en la escritura de esa propiedad se plantee otra cosa. Pues bien: en la escritura de la bodega 153, como en la 154 y otras de mi propiedad hay cañerías, es decir servidumbre, que no están indicadas en las escrituras.
Esto podría dar origen a una nueva demanda para que el Condominio retire las cañerías o pague por el uso de ellas. Esa es una materia que siempre tendré en cuenta en caso de producirse un daño como el ocurrido en enero de 2006.
El error de la Administración de septiembre de 2004 fue no haber adquirido esa y otras bodegas que tienen tubos; es decir que sirven para el uso de todos los departamentos y jardines. Además la Administración necesita espacios propios, para dejar de ocupar las bodegas de la Quiebra Habitacoop.
Esa bodega la adquirí en esa misma oportunidad estando ocupada por terceros, cuando era conserje el Sr. Guzmán, y no pude verla más que por fuera. La bodega, pese a mis reclamos, se me entregó -debido a la ocupación- cuatro meses después.
Nunca se ha dejado de usufructuar de los espacios de ella para mantener allí las cañerías que benefician a los departamentos y jardines Y NO A MÍ.
Si yo considero hasta hoy el beneficio que ha prestado mi espacio al edificio -sólo desde que yo soy propietario- este suma un total de 27 meses. 27 meses en que no he recibido nada a cambio del uso de esos espacios no señalados en la escritura de compraventa.
Es por ello que, aparte del juicio ya incubado por mi abogado, se estudiará una nueva acción legal que permita sacar de la BODEGA (MI UNIDAD, MI PROPIEDAD) y la bodega vecina, la 154, cañerías que sólo me usurpan espacios y me dañan mercaderías; esto en caso de que, una vez más, quienes conducen a la comunidad no entiendan que si desean solucionar por la buena los problemas deben actuar con apego a la ley y respeto a la propiedad privada. O al menos al diálogo o entendimiento.
José G. Martínez Fernández.
Diciembre de 2006.
NOTA: Esta carta tampoco fue impresa. Se incluye, por lo tanto, en este libro, por primera vez.
POEMAS CONTRA UN ACTO INFAME Y SUS ENCUBRIDORES
ESTIÉRCOL SOBRE LA BELLEZA
Sobre la piel hermosa
sobre la inteligencia
dibujada en páginas claras
sobre luces nuevas
sobre impecables libros
cayó la mierda
caca
de Eduardo Sepúlveda Pinilla
caca
de Gastón Salinas Moscoso
caca
de Alex Barrientos
menstruaciones
de Herminia Escaida Vergara
menstruaciones
de María Calderón Bozzo
caca de odiosos individuos
sangre de hembras mentirosas
toda la sabiduría y belleza manchada
el mundo fue entonces silencioso
para cobardes
ratas de conserjería
y serviles ratones
de carnicerías hediondas.
Pero la inteligencia vive
más allá de esta leve muerte
como flores de belleza.
FECAS MALDITAS
En los días oscuros
las fecas
eran aún más oscuras.
Las fecas sucias
de los culos
de Herminia Escaida
de Gastón Salinas
de Eduardo Sepúlveda
de Alex Barrientos
de María Calderón
se recreaban en la pieles
de cartones y papeles hermosos.
Olores a ratas podridas
en parte de la cultura
en parte de la literatura.
La cultura greco-latina
asesinada por culos fascistas
por váginas fachas.
El mundo llora por las palabras rotas.
Se mata un libro se mata un alma.
Se asesinaron cientos de libros.
Miles de ojos cerrados por la maldad.
Días de enero de 2006,
días pintados de negro.
Millones de palabras bellas
asesinadas
por culos
por mierda
asesina
que mata el corazón del hombre sensible.
Millones de palabras
huían
se iban bajo fusiles de caca y de sangre.
EL JUEZ JEREZ SE LAVA LAS MANOS
Como el cancerbero
como el renacuajo
desde su oficina perfumada
Héctor Jerez Miranda
le toma la medida a su complacencia.
No lee, no mira.
Escucha a Adán Mella.
Le duele el testículo podrido.
Odia la belleza de la palabra literaria.
Sólo atesora Códigos ilegibles y añejos.
Se preguntará si el mundo necesita libros.
Se lava los cocos con Chanel.
Y dictando una injusticia feroz
se va a dormir a su casa, tranquilo,
como una vaca que se tiende en el lodazal.
LOS GUSANOS HARÁN JUSTICIA
Serán
Bryce Echenique
Orrego Vicuña
Armando Roa Vial
Francisco Véjar
y decenas más
quienes festejarán
a los gusanos.
Usted señor Jerez Miranda
sufrirá el castigo del gusano.
El gusano le roerá
el culo y la nariz.
El gusano infeliz
sin querer
justicia hará.
Su injusticia juez
caerá en sus vómitos de sangre.
Usted
como todo animal
se recagará en millones de gusanos.
Ah, gusanos
que en su ombligo reirán.
Y en sus testículos
cegados e inútiles
los gusanos bailarán.
Señor Juez
Jerez Miranda
los gusanos serán el verdugo
del injusto.
Sin saber de letras
los gusanos
vengarán
la belleza
la poesía
la entera palabra.
Ah,
los gusanos bailarán
en sus labios que besan
en su culo
en su nariz
en su conciencia ya agusanada.
¿CÓMO MUERE LA CONCIENCIA?
De alguna manera este mundo
es bueno.
Hay justicia en algunas partes.
En algunas partes te abren la puerta
la dignidad de la verdad
que es flor
hermosa razón de ser de la conciencia.
No. Ella no muere.
En alguna parte, en otro país,
sí, hay justicia.
FASCISTOIDES DEL LIBRO
Señores fascitoides de Chile
ANOTEN
La barbarie aún reina en este flaco país.
Señores fascistoides
siéntanse como moscardones en sus ciénagas.
En Cumming 1355
Santiago de Chile
cientos de libros
hundidos en el agua fueron
en el agua del estiércol...
¿humano?
Señores fascistoides de Chile
sepan, para su gusto,
que nada quiso aclararse.
Que destrozar la belleza
que destrozar la inteligencia
felices los hace a ustedes.
Ríanse.
Aún hay jueces que dichosos
se masturban
al ver tales destrozos.
Señores fascistoides
en Cumming 1355
hasta los perros
bramaban de rabia
al ver el agua mierdal
que ustedes
felices
a la boca se meterían.
VUESTRA JUSTICIA, HÉCTOR JEREZ MIRANDA
Yo soy dichoso porque puedo acusar al injusto
porque tengo como arma mi palabra y mi arma no mata,
mi arma dispara a uno o diez, pero resucita a los indiferentes
y les da más corazón a los valientes.
Malditos son los asesinos, los pedófilos, los jueces injustos,
y las perras que matan a sus hijos en su chal de luz...
Yo soy dichoso de abrir mi palabra como una rosa de fuego
que ataca directa en los lugares en que la basura hace fiesta.
Yo soy feliz de ser amigo de nobles.
De poetas nobles.
De nobles periodistas.
De abrir con la palabra la puerta del hierro y del odio.
De partir hacia espacios que no alcanza mi cuerpo.
Me sé escuchado en Ángol e Iquique, en La Serena, en Talca y en Valdivia,
en Arica, en Antofagasta, en Rancagua, en Temuco y en Llanquihue.
Sé que estas palabras van a Suecia, México, Argentina y España.
Y en tantos, tantos otros lugares, distantes y próximos.
Por ello dichoso soy y muy...
Porque si yo les digo
maricones de la justicia
sé lo que ello representa.
Sé que mis palabras tienen ecos en papel y en la www.
En la conciencia de los hombres y mujeres
dignos y justos.
Que la verdadera justicia me libera
porque mi palabra no la vais a meter entre cuatro paredes.
Y si la juzgáis es porque sois el cobarde que sois.
Porque no tengo miedo.
Porque se me secuestró en dictadura.
Se me allanó
Se me insultó.
Se me robó.
Se rompieron documentos de denuncia.
Y vuestra justicia curca calló.
Así es que Ud.
Héctor Jerez Miranda
sabe cuál es mi posición
frente a un juez injusto
frente a un ciego
frente a un sordo.
Soy el hombre libre que siempre he sido.
Mi palabra me lo dicta.
AQUÍ LES VIENE LA RABIA A DECIR
Aquí les vengo a mostrar el olor a mierda
del agua.
Mierda que descendió de los departamentos
de Gastón Salinas, de Eduardo Sepúlveda Pinilla,
de Herminia Escaida, de Alex Barrientos,
de María Calderón Bozzo.
Es vuestra mierda putrefacta.
Vuestros culos son los culpables.
Vuestros culos derramaron el odio
contra la belleza de los libros...
Vuestra mierda quedó allí
y el idiota Luis Valenzuela
se tapaba la nariz mientras decía:
No hay mal olor.
Y lo putrefacto lo invadía todo.
Como la sarna.
Culos feos de viejas y viejos horrorosos
como su conciencia.
Seguramente sonreía el Sakarach del edificio,
marturbándose viendo niños semidesnudos.
.
Y el cerdo Luis Carrasco,
con su panza llena de dinero de los comuneros
sonreía
como Mefistóles...
Oh, cómo insulto a Mefistóles.
El diablo sería más bello que el cerdo Carrasco.
Todos unidos en sus meadas y cagadas,
todos reunidos en la gran mentira
que el juez Héctor Jerez se comió entera,
como se come a la justicia,
como se mete al culo la justicia.
Oh, malditos engendros del odio
en este mundo hay justicia.
La biología, maestra insigne,
roerá vuestros cuerpos viejos
y en el delirio recordarán este crimen.
Y muertos ya
gusanos le filtrarán ojos y culos,
váginas y testículos.
Y los ratones gozarán vuestros feos cuerpos,
tan feos como hoy.
Gusanos y ratas
harán prevalecer el hecho que la palabra no muere,
que los libros hacinados como rosas rotas
son mejores que ustedes...
IMÁGENES DE LA MALDAD Y DEL ODIO
Aquí se ven las paredes dañadas -de la bodega 153- por la acción de las aguas servidas del edificio. Véase los orificios causados por las mismas.
Con la puerta abierta se puede distingir la bodega que enfrenta
a ésta: la 157.
Este forado en la pared de volcanita no fue impedimento para que el entonces conserje Solorza decidiera ocupar -para guardar herramientas y realizar arreglos para el condominio- la bodega 154, que colinda con la 153, permitiendo la visión desde la primera a la segunda. La bodega 154 todavía era propiedad de HABITACOOP EN QUIEBRA.
Los libros desaparecidos de la bodega tuvieron uno de los dos siguientes destinos: o fueron robados aprovechando este forado o, tras la inundación, estaban en tal mal estado, que fueron “botados”.
He aquí un pequeño grupo de libros totalmente inutilizables debido a la acción del agua.
Aquí se puede apreciar -en conjunto- parte de los libros dañados.
Esta imagen muestra los ductos de agua que provocaron la inundación. Se puede aquí apreciar que la solución dada fue solamente de "parche".
DOCUMENTOS MÉDICOS
Fotocopia del Antígeno Prostático realizado en octubre de 2005 en el Laboratorio Central del Hospital del Salvador. Véase allí el alarmante índice del Antígeno: 8,6.
Allí empezó mi andar por Biopsias, exámenes diversos, citaciones dentro de ese mismo centro asistencial y en laboratorio externo.
Fotocopia del resultado del Antígeno Prostático Específico Libre. Pedido y entregado el 15 de diciembre de 2005.
El resultado era más alarmante aún. El Antígeno había subido de 8, 6 a 8, 82.
Fotocopia que señala la realización de una nueva Biopsia Prostática del 29 de diciembre de 2005.
Fotocopia del bono FONASA (6 de febrero de 2006) para que la Dra. María Capetillo del Laboratorio LABOPAT LTDA. hiciera un estudio Inmunológico a la Biopsia Prostática que se me había realizado en el Hospital del Salvador, por las dudas de los resultados allí entregados. (Imagen pequeña, lado superior izquierdo)
Fotocopia del análisis solicitado a LABOPAT LTDA. (Imagen grande)
Nota del Dr. Pablo Bertelsen.
La fecha de abajo (17 de enero de 2006) indica el pedido de atención de urgencia.
La citación fue para dos días después: 19 de enero de 2006, como se ve en la hoja de Citaciones.
Son las fechas en que, según el conserje, los directivos y el administrativo del edificio yo no fui encontrado (por no ubicar mi teléfono; por negarme yo a ir, según otros, contradiciéndose entre ellos mismos). Esas fechas las viví yo, preocupado por mi enfermedad, en el departamento y recibí otras llamadas. ¡JAMÁS LA DE LA GENTE DEL CONDOMINIO!
La otra fecha (21 de febrero de 2006) corresponde al pedido de realización de la intervención quirúrgica.
CARNÉ DE ALTA Y CITACIÓN DEL HOSPITAL DEL SALVADOR
Fotocopia del carne de citación y alta de la operación a la próstata.
Póngase atención a las fechas en que estuve hospitalizado.
Fotocopia del carné de Hospitalización.
Allí se indican (en la parte superior derecha) las fechas:
Ingreso: 8 de marzo de 2006.
Alta: 21 de marzo de 2006.
En la parte que dice: Diagnósticos e Indicaciones se habla del cáncer de próstata, y de los tratamientos postoperatorios.
Fotocopia de la parte externa del carné.
ESTE LIBRO ES UN LIBRO-DENUNCIA. A TRAVÉS DE UN TESTIMONIO (CON PRUEBAS EXTRAÍDAS DE UN PROCESO QUE FUE UNA FARSA) Y CON LA INCLUSIÓN DE DOCUMENTOS MÉDICOS, QUE SEÑALAN EL PERÍODO COINCIDENTE ENTRE LA ENFERMEDAD DEL AUTOR Y EL DAÑO QUE SE LE CAUSÓ A SUS LIBROS. SE INCLUYEN FOTOGRAFÍAS QUE MUESTRAN PARTE DE LA DESTRUCCIÓN CAUSADA. CON ELLO EL AUTOR HA QUERIDO SEÑALAR QUE LA JUSTICIA CHILENA AÚN NO RECOBRA EL VERDADERO OBJETO DE SU SER.
ESTE LIBRO HABLA DE LA DESTRUCCIÓN DE CENTENARES DE LIBROS OCURRIDOS POR LA INEFICIENCIA Y MALDAD DE SUJETOS QUE DEJARON QUE LOS HECHOS OCURRIERAN ANTE SUS PROPIOS OJOS.
EXPUESTO ESOS ANTECEDENTES ANTE EL TERCER JUZGADO DE POLICÍA LOCAL DE SANTIAGO, EL JUEZ DEL MISMO NO SE PROPUSO INVESTIGAR LOS HECHOS Y NO APLICÓ JUSTICIA CONTRA LOS RESPONSABLES, APARTE DE NO CONSIDERAR LOS ANTECEDENTES MÉDICOS QUE EL DENUNCIANTE QUISO PRESENTAR.
ES A ESE JUEZ Y A SU COLABORADOR INMEDIATO Y A LOS RESTANTES RESPONSABLES DE LOS DAÑOS CAUSADOS A LOS QUE EL AUTOR ACUSA EN ESTE LIBRO.
NO SÓLO MUESTRA LAS PRUEBAS QUE HABLAN DE ESOS HECHOS, SINO QUE ADEMÁS USA LA POESÍA PARA RESPONDER A ESA INJUSTICIA. POEMAS DIRECTOS, DUROS, AUTÉNTICOS; POEMAS CONTRA LOS
SUJETOS INVOLUCRADOS HABLAN DE LA MALDAD, DE LA PUDRICIÓN, DE LA INJUSTICIA Y DE LAS MENTIRAS QUE RODEARON DICHO CASO.
El autor, José G. Martínez Fernández, nació en Arica en 1949. Hizo periodismo en LAS ÚLTIMAS NOTICIAS, en VEA, en EL MUSIQUERO y en decenas de medios escritos del país. Hoy colabora en casi una decena de periódicos digitales y tiene su propio Blog en Internet, con su nombre.
Es autor de los siguientes libros: "Distancial", 1970; "Poemario", 1971; "Exposiciones", 1972; "Voces", 1973; "El sol que siempre está", 1980; "Poemas de los dieciocho", 2005; "Cuarenta años de poesía", 2007; todos ellos libros de versos.
Ha publicado, además, los libros de narrativa: "Juegos Indebidos", novela. Dos ediciones: 1979 y 1980 y "El gran día de los elefantes", cuentos, 1985.
Ha editado también el ensayo "Allende: su vida y su pensamiento político", 1988; y el testimonio "Calama: el crimen del siglo", 1991.
Por otra parte es autor de la antología "Cinco grandes cuentos latinoamericanos", 2003.
Sus artículos periodísticos suman, hasta hoy, más de mil.
Sus poemas aparecen en varias antologías y revistas y diversos otros medios de comunicación de Chile y del extranjero.
Su trabajo ha sido alabado por Manuel Rojas, Víctor Castro, Alfredo Gómez Morel y otros destacados escritores.
Además ha sido valorizado por menciones de la Universidad del Norte, el Instituto Chileno Francés de Cultura, el Instituto Nacional de Cultura del Perú y por las Naciones Unidas.
Fotocopia del análisis solicitado a LABOPAT LTDA. (Imagen grande)
Nota del Dr. Pablo Bertelsen.
La fecha de abajo (17 de enero de 2006) indica el pedido de atención de urgencia.
La citación fue para dos días después: 19 de enero de 2006, como se ve en la hoja de Citaciones.
Son las fechas en que, según el conserje, los directivos y el administrativo del edificio yo no fui encontrado (por no ubicar mi teléfono; por negarme yo a ir, según otros, contradiciéndose entre ellos mismos). Esas fechas las viví yo, preocupado por mi enfermedad, en el departamento y recibí otras llamadas. ¡JAMÁS LA DE LA GENTE DEL CONDOMINIO!
La otra fecha (21 de febrero de 2006) corresponde al pedido de realización de la intervención quirúrgica.
CARNÉ DE ALTA Y CITACIÓN DEL HOSPITAL DEL SALVADOR
Fotocopia del carne de citación y alta de la operación a la próstata.
Póngase atención a las fechas en que estuve hospitalizado.
Fotocopia del carné de Hospitalización.
Allí se indican (en la parte superior derecha) las fechas:
Ingreso: 8 de marzo de 2006.
Alta: 21 de marzo de 2006.
En la parte que dice: Diagnósticos e Indicaciones se habla del cáncer de próstata, y de los tratamientos postoperatorios.
Fotocopia de la parte externa del carné.
ESTE LIBRO ES UN LIBRO-DENUNCIA. A TRAVÉS DE UN TESTIMONIO (CON PRUEBAS EXTRAÍDAS DE UN PROCESO QUE FUE UNA FARSA) Y CON LA INCLUSIÓN DE DOCUMENTOS MÉDICOS, QUE SEÑALAN EL PERÍODO COINCIDENTE ENTRE LA ENFERMEDAD DEL AUTOR Y EL DAÑO QUE SE LE CAUSÓ A SUS LIBROS. SE INCLUYEN FOTOGRAFÍAS QUE MUESTRAN PARTE DE LA DESTRUCCIÓN CAUSADA. CON ELLO EL AUTOR HA QUERIDO SEÑALAR QUE LA JUSTICIA CHILENA AÚN NO RECOBRA EL VERDADERO OBJETO DE SU SER.
ESTE LIBRO HABLA DE LA DESTRUCCIÓN DE CENTENARES DE LIBROS OCURRIDOS POR LA INEFICIENCIA Y MALDAD DE SUJETOS QUE DEJARON QUE LOS HECHOS OCURRIERAN ANTE SUS PROPIOS OJOS.
EXPUESTO ESOS ANTECEDENTES ANTE EL TERCER JUZGADO DE POLICÍA LOCAL DE SANTIAGO, EL JUEZ DEL MISMO NO SE PROPUSO INVESTIGAR LOS HECHOS Y NO APLICÓ JUSTICIA CONTRA LOS RESPONSABLES, APARTE DE NO CONSIDERAR LOS ANTECEDENTES MÉDICOS QUE EL DENUNCIANTE QUISO PRESENTAR.
ES A ESE JUEZ Y A SU COLABORADOR INMEDIATO Y A LOS RESTANTES RESPONSABLES DE LOS DAÑOS CAUSADOS A LOS QUE EL AUTOR ACUSA EN ESTE LIBRO.
NO SÓLO MUESTRA LAS PRUEBAS QUE HABLAN DE ESOS HECHOS, SINO QUE ADEMÁS USA LA POESÍA PARA RESPONDER A ESA INJUSTICIA. POEMAS DIRECTOS, DUROS, AUTÉNTICOS; POEMAS CONTRA LOS
SUJETOS INVOLUCRADOS HABLAN DE LA MALDAD, DE LA PUDRICIÓN, DE LA INJUSTICIA Y DE LAS MENTIRAS QUE RODEARON DICHO CASO.
El autor, José G. Martínez Fernández, nació en Arica en 1949. Hizo periodismo en LAS ÚLTIMAS NOTICIAS, en VEA, en EL MUSIQUERO y en decenas de medios escritos del país. Hoy colabora en casi una decena de periódicos digitales y tiene su propio Blog en Internet, con su nombre.
Es autor de los siguientes libros: "Distancial", 1970; "Poemario", 1971; "Exposiciones", 1972; "Voces", 1973; "El sol que siempre está", 1980; "Poemas de los dieciocho", 2005; "Cuarenta años de poesía", 2007; todos ellos libros de versos.
Ha publicado, además, los libros de narrativa: "Juegos Indebidos", novela. Dos ediciones: 1979 y 1980 y "El gran día de los elefantes", cuentos, 1985.
Ha editado también el ensayo "Allende: su vida y su pensamiento político", 1988; y el testimonio "Calama: el crimen del siglo", 1991.
Por otra parte es autor de la antología "Cinco grandes cuentos latinoamericanos", 2003.
Sus artículos periodísticos suman, hasta hoy, más de mil.
Sus poemas aparecen en varias antologías y revistas y diversos otros medios de comunicación de Chile y del extranjero.
Su trabajo ha sido alabado por Manuel Rojas, Víctor Castro, Alfredo Gómez Morel y otros destacados escritores.
Además ha sido valorizado por menciones de la Universidad del Norte, el Instituto Chileno Francés de Cultura, el Instituto Nacional de Cultura del Perú y por las Naciones Unidas.